32. Por los prófugos y los exiliados
Antífona de entrada Sal 90, 11
A sus ángeles ha dado Dios órdenes para que te guarden en tus caminos.
O bien: Cf. Jer 29, 11-12. 14
Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me invocaréis y yo os escucharé, os congregaré sacándoos de los países y comarcas por donde os dispersé».
O bien: Cf. Jer 29, 11-12. 14
Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me invocaréis y yo os escucharé, os congregaré sacándoos de los países y comarcas por donde os dispersé».
Oración colecta
OH, Señor,
para quien nadie es extraño,
y ninguno está lejos de tu protección,
mira compasivo a los exiliados y prófugos,
a los hombres discriminados
y a los niños perdidos,
para que se les conceda el regreso a la patria,
y a nosotros un amor como el tuyo
hacia el pobre y el desterrado.
Por nuestro Señor Jesucristo.
para quien nadie es extraño,
y ninguno está lejos de tu protección,
mira compasivo a los exiliados y prófugos,
a los hombres discriminados
y a los niños perdidos,
para que se les conceda el regreso a la patria,
y a nosotros un amor como el tuyo
hacia el pobre y el desterrado.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración sobre las ofrendas
TÚ quisiste, Señor, que tu Hijo entregara su vida
para congregar en la unidad a tus hijos dispersos,
concédenos que esta ofrenda de paz
logre la unión de las voluntades
y aumente nuestra caridad fraterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 90, 2
Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti.
Oración después de la comunión
SEÑOR, que nos has alimentado
con un mismo pan y con un mismo cáliz,
danos humanidad para acoger con amor sincero
a los inmigrantes y a los abandonados,
de manera que, al fin, merezcamos reunirnos
todos en la tierra de los vivos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
para congregar en la unidad a tus hijos dispersos,
concédenos que esta ofrenda de paz
logre la unión de las voluntades
y aumente nuestra caridad fraterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 90, 2
Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti.
Oración después de la comunión
SEÑOR, que nos has alimentado
con un mismo pan y con un mismo cáliz,
danos humanidad para acoger con amor sincero
a los inmigrantes y a los abandonados,
de manera que, al fin, merezcamos reunirnos
todos en la tierra de los vivos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
© Conferencia Episcopal Española
No hay comentarios:
Publicar un comentario