Último domingo del tiempo ordinario
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Solemnidad
Antífona de entrada Ap 5, 12; 1, 6
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Se dice Gloria.
Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
que quisiste recapitular todas las cosas
en tu Hijo muy amado, Rey del Universo,
haz que la creación entera,
liberada de la esclavitud,
sirva a tu majestad y te glorifique sin fin.
Él, que vive y reina contigo.
Se dice Credo.
Oración sobre las ofrendas
AL ofrecerte, Señor,
el sacrificio de la reconciliación humana,
pedimos humildemente que tu Hijo
conceda a todos los pueblos
los dones de la paz y de la unidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Texto musicalizado en Apéndice I.
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del Universo
a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
ungiéndolo con óleo de alegría,
para que ofreciéndose a si mismo,
como víctima perfecta y pacificadora
en el altar de la cruz,
consumara el misterio de la redención humana
y sometiendo a su poder la creación entera,
entregara a tu majestad infinita
un reino eterno y universal:
el reino de la verdad y de la vida,
el reino de la santidad y la gracia,
el reino de la justicia, el amor y la paz.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles,
tronos y dominaciones,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Antífona de comunión Sal 28, 10-11
El Señor se sienta como Rey eterno, el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Oración después de la comunión
DESPUÉS de recibir el alimento de la inmortalidad,
te pedimos, Señor,
que, quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos
de Cristo, Rey del Universo,
podamos vivir eternamente con él
en el reino del cielo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
© Conferencia Episcopal Española
Una pena que se haya dejado pasar la oportunidad para traducir en el Prefacio " con toda la la milicia del ejército celestial " que como decía el liturgista José Pascher en su Año Litúrgico, publicado por la BAC, hace eco al Evangelio de la Noche de Navidad "una legión del ejército celestial alababa a Dios".
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