MISAS RITUALES
VIII. EN LA PROFESIÓN RELIGIOSA
Estas misas pueden decirse en el día de la primera profesión, en el día de la profesión perpetua y en el día de la renovación, con vestiduras de color blanco o festivo, en los días en que se pueden celebrar misas rituales.
Todas la oraciones que se ponen para varón se pueden adaptar para mujer, cambiando el género; las que se ponen en plural, se pueden usar en singular, cambiando el número.
Las misas en los aniversarios de la profesión religiosa se encuentran en las misas por diversas necesidades.
1. En la primera profesión religiosa
Antífona de entrada Cf. Sal 39, 8-9
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas [T. P. Aleluya].
Se dice Gloria.
Oración colecta
CONCEDE, Señor,
a estos hermanos nuestros,
a quienes has inspirado
el propósito de seguir de cerca a Cristo,
culminar felizmente el camino comenzado,
para que puedan ofrecerte
el don perfecto de su entrega.
a estos hermanos nuestros,
a quienes has inspirado
el propósito de seguir de cerca a Cristo,
culminar felizmente el camino comenzado,
para que puedan ofrecerte
el don perfecto de su entrega.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración sobre las ofrendas
RECIBE, Señor,
las súplicas y ofrendas que te presentamos,
al celebrar esta primera profesión religiosa;
y haz que estas primicias de tus siervos,
con la ayuda de tu gracia,
fructifiquen abundantemente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio propio como en la profesión perpetua.
Antífona de la comunión Cf. Mc 3, 35
El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre, dice el Señor [T. P. Aleluya].
Oración después de la comunión
LOS sacramentos que hemos recibido, Señor,
nos llenen de alegría
y, por su eficacia, estos siervos tuyos
cumplan fielmente el compromiso religioso que acaban de contraer.
nos llenen de alegría
y, por su eficacia, estos siervos tuyos
cumplan fielmente el compromiso religioso que acaban de contraer.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de entrada Cf. Sal 121, 1-2
Se dice Gloria.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA en tu bondad, Señor,
los dones y los deseos de tus siervos
y, al profesar los consejos evangélicos,
confírmalos en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los profesos, dice:
DIOS, que inspira los buenos propósitos
mantenga vuestra intención
y fortalezca vuestros corazones,
para que observéis fielmente lo que habéis prometido.
R/. Amén.
Él os conceda
que el camino estrecho que habéis elegido,
lo recorráis en el gozo de Cristo,
llevando con alegría las cargas de los hermanos.
R/. Amén.
El amor de Dios haga de vosotros una familia,
que, reunida en el nombre del Señor,
sea imagen del amor de Cristo.
R/. Amén.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo.
R/. Amén.
Antífona de entrada Cf. Sal 65, 13-14
Se dice Gloria.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, oh, Dios de clemencia,
las ofrendas de tus siervos
y transfórmalas en sacramento de redención;
y a quienes paternalmente has llamado
para que imiten con mayor fidelidad a tu Hijo,
llénalos de los dones del Espíritu Santo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio propio. En las plegarias eucarísticas, si se juzga oportuno, se ha mención de los profesos. Todo como en el formulario A.
Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los profesos, dice:
DIOS, que os ha inspirado
y ha hecho realidad el santo propósito,
os defienda constantemente con su gracia,
para que podáis cumplir con fidelidad los deberes de vuestra vocación.
R/. Amén.
Él mismo os haga partícipes de su amor divino,
y testigos y signo de este amor ante el mundo.
R/. Amén.
Y por los vínculos con que os unió a Cristo en la tierra,
por su bondad, se perpetúen en el cielo.
R/. Amén.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo.
R/. Amén.
Las antífonas de entrada y de comunión se toman, según se juzgue oportuno, de algunas de las misas precedentes.
Oración sobre las ofrendas
MIRA, bondadoso, Señor,
las ofrendas de tu pueblo,
que estos hermanos nuestros
enriquecen con su renovada oblación
de castidad, pobreza y obediencia;
convierte los dones temporales
en sacramento de eternidad
y conforma el epíritu de quienes los ofrecen
a imagen de tu Hijo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
2. En la profesión perpetua
A
Antífona de entrada Cf. Sal 121, 1-2
Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor». Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén [T. P. Aleluya].
Se dice Gloria.
Oración colecta
OH, Dios, que has querido que la gracia del bautismo
floreciese en estos siervos tuyos con tanta fuerza
que desearan seguir de cerca las huellas de tu Hijo,
te pedimos que,
aspirando sin cesar a la perfección evangélica,
aumenten la santidad de la Iglesia
y fortalezcan su poder apostólico.
floreciese en estos siervos tuyos con tanta fuerza
que desearan seguir de cerca las huellas de tu Hijo,
te pedimos que,
aspirando sin cesar a la perfección evangélica,
aumenten la santidad de la Iglesia
y fortalezcan su poder apostólico.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA en tu bondad, Señor,
los dones y los deseos de tus siervos
y, al profesar los consejos evangélicos,
confírmalos en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
LA VIDA RELIGIOSA COMO SERVICIO A DIOS POR LA IMITACIÓN DE CRISTO
Texto musicalizado en Apéndice I.
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
El cual,
retoño inmaculado de la raíz de una virgen,
proclamó dichosos a los limpios de corazón
y, con el ejemplo de su vida,
revoló la grandeza de la castidad.
Él quiso hacer siempre tu voluntad
y, obediente hasta la muerte por nosotros,
quiso ofrecerse como sacrificio perfecto agradable a ti.
Él dedicó al servicio exclusivo de tu majestad
a quienes dejan por ti todas las cosas,
y les aseguró que encontrarán su tesoro en los cielos.
Por eso,
con los ángeles y con la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
En las plegarias eucarísticas, si se juzga oportuno, se hace mención de los profesos o de las profesas.
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
y santifica esta ofrenda
de tus siervos y de estos hijos tuyos
que te ofrecemos en el día de su profesión,
para que, por tu gracia,
los que hoy te han consagrado su vida,
merezcan participar gozosos de la Pascua eterna
en el advenimiento glorioso de tu Hijo.
[Por Cristo, Señor nuestro. Amén.]
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la siguiente intercesión:
... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también, Señor, de estos hermanos,
que hoy se consagran a tu perpetuo servicio,
y concédeles que eleven siempre
el corazón y el espíritu hacia ti,
y glorifiquen tu santo nombre.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Dígnate, Señor,
fortalecer en su santo propósito
a estos siervos tuyos
que hoy se han unido para siempre a ti
con los vínculos de la vida religiosa,
y concédeles manifestar en tu Iglesia
la vida nueva y eterna
que Cristo nos adquirió con su redención.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
y de estos hermanos que hoy se han consagrado a ti
con la profesión religiosa,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
y santifica esta ofrenda
de tus siervos y estas hijas tuyas
que te ofrecemos en el día de su profesión,
para que, por tu gracia,
las que hoy se han unido más estrechamente a tu Hijo
le reciban con gozo,
cuando venga al final de los tiempo.
[Por Cristo, Señor nuestro. Amén.]
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la siguiente intercesión:
... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también, Señor, de estas hermanas,
que han dejado todo por ti
para encontrarte en todas las cosas
y concédeles que, olvidándose de sí mismas,
estén atentas a las necesidades de los demás.
Acuérdate también de nuestros hermanos...
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Dígnate, Señor,
fortalecer en su santo propósito
a estas siervas tuyas
que quieren seguir a Jesucristo,
dando testimonio de vida evangélica
y de amor fraterno.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
y de estas hermanas que hoy se han consagrado a ti
con la profesión perpetua,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
El cual,
retoño inmaculado de la raíz de una virgen,
proclamó dichosos a los limpios de corazón
y, con el ejemplo de su vida,
revoló la grandeza de la castidad.
Él quiso hacer siempre tu voluntad
y, obediente hasta la muerte por nosotros,
quiso ofrecerse como sacrificio perfecto agradable a ti.
Él dedicó al servicio exclusivo de tu majestad
a quienes dejan por ti todas las cosas,
y les aseguró que encontrarán su tesoro en los cielos.
Por eso,
con los ángeles y con la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
En las plegarias eucarísticas, si se juzga oportuno, se hace mención de los profesos o de las profesas.
I. Para varones
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
y santifica esta ofrenda
de tus siervos y de estos hijos tuyos
que te ofrecemos en el día de su profesión,
para que, por tu gracia,
los que hoy te han consagrado su vida,
merezcan participar gozosos de la Pascua eterna
en el advenimiento glorioso de tu Hijo.
[Por Cristo, Señor nuestro. Amén.]
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la siguiente intercesión:
... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también, Señor, de estos hermanos,
que hoy se consagran a tu perpetuo servicio,
y concédeles que eleven siempre
el corazón y el espíritu hacia ti,
y glorifiquen tu santo nombre.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Dígnate, Señor,
fortalecer en su santo propósito
a estos siervos tuyos
que hoy se han unido para siempre a ti
con los vínculos de la vida religiosa,
y concédeles manifestar en tu Iglesia
la vida nueva y eterna
que Cristo nos adquirió con su redención.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
y de estos hermanos que hoy se han consagrado a ti
con la profesión religiosa,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
II. Para mujeres
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
y santifica esta ofrenda
de tus siervos y estas hijas tuyas
que te ofrecemos en el día de su profesión,
para que, por tu gracia,
las que hoy se han unido más estrechamente a tu Hijo
le reciban con gozo,
cuando venga al final de los tiempo.
[Por Cristo, Señor nuestro. Amén.]
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la siguiente intercesión:
... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también, Señor, de estas hermanas,
que han dejado todo por ti
para encontrarte en todas las cosas
y concédeles que, olvidándose de sí mismas,
estén atentas a las necesidades de los demás.
Acuérdate también de nuestros hermanos...
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Dígnate, Señor,
fortalecer en su santo propósito
a estas siervas tuyas
que quieren seguir a Jesucristo,
dando testimonio de vida evangélica
y de amor fraterno.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
y de estas hermanas que hoy se han consagrado a ti
con la profesión perpetua,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
Antífona de la comunión Gál 2, 19-20
Estos crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí [T. P. Aleluya].
Oración después de la comunión
DESPUÉS de recibir con veneración los divinos misterios
te suplicamos, Señor,
que a estos siervos tuyos,
unidos a ti en oblación sagrada,
los enciendas en el fuego del Espíritu Santo
y los unas a tu Hijo en alianza perenne.
te suplicamos, Señor,
que a estos siervos tuyos,
unidos a ti en oblación sagrada,
los enciendas en el fuego del Espíritu Santo
y los unas a tu Hijo en alianza perenne.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los profesos, dice:
DIOS, que inspira los buenos propósitos
mantenga vuestra intención
y fortalezca vuestros corazones,
para que observéis fielmente lo que habéis prometido.
R/. Amén.
Él os conceda
que el camino estrecho que habéis elegido,
lo recorráis en el gozo de Cristo,
llevando con alegría las cargas de los hermanos.
R/. Amén.
El amor de Dios haga de vosotros una familia,
que, reunida en el nombre del Señor,
sea imagen del amor de Cristo.
R/. Amén.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo.
R/. Amén.
B
Antífona de entrada Cf. Sal 65, 13-14
Entreré en tu casa con víctimas para cumplirte mis votos: los que pronunciaron mis labios [T. P. Aleluya].
Se dice Gloria.
Oración colecta
SEÑOR, Padre santo,
confirma en tu bondad
el propósito de tus siervos N. y N.,
y haz que la gracia del bautismo,
que desean fortalecer con nuevos vínculos,
llegue en ellos a su plena eficacia;
así darán el culto debido a tu Majestad
y extenderán con ardor apostólico el reino de Cristo.
confirma en tu bondad
el propósito de tus siervos N. y N.,
y haz que la gracia del bautismo,
que desean fortalecer con nuevos vínculos,
llegue en ellos a su plena eficacia;
así darán el culto debido a tu Majestad
y extenderán con ardor apostólico el reino de Cristo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, oh, Dios de clemencia,
las ofrendas de tus siervos
y transfórmalas en sacramento de redención;
y a quienes paternalmente has llamado
para que imiten con mayor fidelidad a tu Hijo,
llénalos de los dones del Espíritu Santo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio propio. En las plegarias eucarísticas, si se juzga oportuno, se ha mención de los profesos. Todo como en el formulario A.
Antífona de la comunión Sal 33, 9
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él [T. P. Aleluya].
Oración después de la comunión
LA profesión perpetua que hemos celebrado
y la recepción del divino sacramento
nos llenen de alegría, Señor,
para que esta doble ofrenda
mueva los corazones de tus siervos con ardiente caridad
al servicio de la Iglesia de los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
y la recepción del divino sacramento
nos llenen de alegría, Señor,
para que esta doble ofrenda
mueva los corazones de tus siervos con ardiente caridad
al servicio de la Iglesia de los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los profesos, dice:
DIOS, que os ha inspirado
y ha hecho realidad el santo propósito,
os defienda constantemente con su gracia,
para que podáis cumplir con fidelidad los deberes de vuestra vocación.
R/. Amén.
Él mismo os haga partícipes de su amor divino,
y testigos y signo de este amor ante el mundo.
R/. Amén.
Y por los vínculos con que os unió a Cristo en la tierra,
por su bondad, se perpetúen en el cielo.
R/. Amén.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo.
R/. Amén.
3. En la renovación de los votos
Las antífonas de entrada y de comunión se toman, según se juzgue oportuno, de algunas de las misas precedentes.
Oración colecta
OH, Dios, que mantienes el orden del universo
y gobiernas a los hombres,
mira a estos hijos tuyos,
que desean renovar su oblación;
concédeles que, de día en día
se unan más íntimamente al misterio de la Iglesia
y se consagren con mayor intensidad
al bien de la familia humana.
y gobiernas a los hombres,
mira a estos hijos tuyos,
que desean renovar su oblación;
concédeles que, de día en día
se unan más íntimamente al misterio de la Iglesia
y se consagren con mayor intensidad
al bien de la familia humana.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración sobre las ofrendas
MIRA, bondadoso, Señor,
las ofrendas de tu pueblo,
que estos hermanos nuestros
enriquecen con su renovada oblación
de castidad, pobreza y obediencia;
convierte los dones temporales
en sacramento de eternidad
y conforma el epíritu de quienes los ofrecen
a imagen de tu Hijo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la comunión
DESPUÉS de recibidos los sacramentos del cielo,
te pedimos humildemente, Señor,
que sean fortalecidos con la virtud de Cristo
y defendidos con la protección del Espíritu Santo
estos siervos tuyos
que han renovado sus esforzados propósitos
confiando solamente en la gracia de lo alto.
te pedimos humildemente, Señor,
que sean fortalecidos con la virtud de Cristo
y defendidos con la protección del Espíritu Santo
estos siervos tuyos
que han renovado sus esforzados propósitos
confiando solamente en la gracia de lo alto.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
© Conferencia Episcopal Española
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