Misal Romano (tercera edición) - Plegaria eucarística para las misas con niños I

 APÉNDICE VI


PLEGARIA EUCARÍSTICA
PARA LAS MISAS CON NIÑOS I


V/. El Señor esté con vosotros. 
R/. Y con tu espíritu. 

V/. Levantemos el corazón. 
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor. 

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. 
R/. Es justo y necesario. 

DIOS y Padre nuestro,
tú has querido que nos reunamos delante de ti
para celebrar una fiesta contigo,
para alabarte y para decirte lo mucho que te admiramos.

Te alabamos por todas las cosas bellas
que has hecho en el mundo
y por la alegría que has dado a nuestros corazones.

Te alabamos por la luz del sol
y por tu Palabra que ilumina nuestras vidas.

Te damos gracias por esta tierra tan hermosa
que nos has dado,
por los hombres que la habitan
y por habernos hecho el regalo de la vida.
De veras, Señor, tú nos amas, eres bueno
y haces maravillas por nosotros.
Por eso todos juntos te cantamos:

Todos aclaman: 

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.

El sacerdote, con las manos extendidas, dice: 

Tú, Señor, te preocupas siempre
de nosotros y de todos los hombres
y no quieres estar lejos de ellos.
Tú nos has enviado a Jesús, tu Hijo muy querido.
Él vino para salvarnos,
curó a los enfermos,
perdonó a los pecadores.
A todos les dijo que tú nos amas.
Se hizo amigo de los niños
y los bendecía.
Por eso, Padre, te estamos agradecidos y te aclamamos:

Todos aclaman: 

Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue: 

Pero no estamos solos para alabarte, Señor.
La Iglesia entera, que es tu pueblo,
extendida por toda la tierra,
canta tus alabanzas.
Nosotros nos unimos a su canto
con el santo Padre, el papa N., y nuestro obispo N.

[Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los obispos auxiliares:

y con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,

     o bien: 

y sus obispos auxiliares,

El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:

y conmigo, indigno siervo tuyo,

     o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario diocesano, dice:

con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de N.,
y conmigo, indigno siervo tuyo,]

También en el cielo la Virgen María,
los apóstoles y los santos,
te alaban sin cesar.
Con ellos y con todos los ángeles
te cantamos el himno de tu gloria:

Todos aclaman: 

Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios del Universo.
Hosanna en el cielo.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:

Padre santo,
para mostrarte nuestro agradecimiento,
hemos traído este pan y este vino;

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

Haz que, por la fuerza de tu Espíritu,
sean para nosotros

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:

el Cuerpo  y la Sangre de Jesucristo,
tu Hijo resucitado.

Junta las manos.

Así podremos ofrecerte, Padre santo,
lo que tú mismo nos regalas.

En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.

Porque Jesús,
un poco antes de su muerte,
mientras cenaba con sus apóstoles,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan de la mesa
y, dándote gracias, te bendijo,
lo partió
y se lo dio, diciendo:

Si inclina un poco.

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión. 

Después, prosigue:

Del mismo modo, al terminar la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó el cáliz lleno de vino,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus amigos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

Y les dijo también: 
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego el cáliz sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.

Después, el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

Padre santo,
lo que Jesús nos mandó que hiciéramos,
ahora lo cumplimos en esta Eucaristía:
te ofrecemos el pan de la vida y el cáliz de la salvación,
proclamando así la muerte y resurrección de tu Hijo.
Él es quien nos conduce hacia ti;
acéptanos a nosotros juntamente con él.

Junta las manos.

Todos aclaman:

Cristo murió por nosotros.
Cristo ha resucitado.
Cristo vendrá de nuevo.
Te esperamos, Señor Jesús.

Pueden emplearse también las aclamaciones de las otras plegarias eucarísticas. 

Después, el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:

Padre, tú que tanto nos amas,
deja que nos acerquemos a esta mesa santa
para recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
unidos como una sola familia
en la alegría del Espíritu Santo.

A ti, Señor, que nunca olvidas a nadie,
te pedimos por todas las personas que amamos
[en especial por N. y N.]
y por todos lo los que han muerto en tu paz.

___________________________
En la misa de primera comunión: 

Hoy te pedimos por tus hijos [N. y N.]
que por vez primera invitas en este día
a participar del pan de vida y del cáliz de salvación,
en la mesa de tu familia;
concédeles crecer siempre en tu amistad.
___________________________

Acuérdate de todos los que sufren y viven tristes,
de la gran familia de los cristianos
y de cuantos viven en este mundo.

Al ver todo lo que tú haces
por medio de tu Hijo Jesús,
nos quedamos admirados
y de nuevo te damos gracias y te bendecimos.

Junta las manos.

Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice: 

Por Cristo, con él y en él, 
a ti, Dios Padre omnipotente, 
en la unidad del Espíritu Santo, 
todo honor y toda gloria 
por los siglos de los siglos. 

Todos aclaman: 

Amén.

Después sigue el rito de comunión.


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