Diurnal - Jueves Santo

Tiempo de Cuaresma

JUEVES SANTO 

Laudes

Las antífonas propias, en el Salterio; los salmos y el cántico, del jueves de la semana II.

LECTURA BREVE          Hb 2, 9b-10

Vemos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. 

RESPONSORIO BREVE 

R/. Nos has comprado, Señor, *Con tu sangre. Nos has comprado. 
V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. *Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado. 

Benedictus, ant. He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer. 

PRECES 

Oremos a Cristo, Sacerdote eterno, a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo para que proclamara la redención a los cautivos, y digámosle: 

Señor, ten piedad. 

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria, 
—conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna. 

Tú que exaltado en la cruz quisiste ser atravesado por la lanza del soldado, 
—sana nuestras heridas. 

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida, 
—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol. 

Tú que clavado en la cruz perdonaste al ladrón arrepentido, 
—perdónanos también a nosotros, pecadores. 

Padre nuestro. 

Oración

Nuestra salvación, Señor, es quererte y amarte; danos la abundancia de tus dones y, así como por la muerte de tu Hijo esperamos alcanzar lo que nuestra fe nos promete, por su gloriosa resurrección concédenos obtener lo que nuestro corazón desea. Por nuestro Señor Jesucristo.


Hora intermedia

Tercia

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo. 

LECTURA BREVE          Hb 4, 14-15

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. 

V/. Se humillaba voluntariamente. 
R/. Y no abría la boca. 

Sexta

Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. 

LECTURA BREVE          Hb 7, 26-27

Tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque Jesucristo, Señor nuestro, lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

V/. Él soportó nuestros sufrimientos. 
R/. Y aguantó nuestras rebeliones. 

Nona 

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo. 

LECTURA BREVE          Hb 9, 11-12

Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.

V/. Adoremos el signo de la cruz. 
R/. Por el que recibimos la salvación.

La oración como en Laudes.

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