Diurnal - Jueves Santo de la Cena del Señor

Triduo Pascual

JUEVES SANTO 
DE LA CENA DEL SEÑOR 

Vísperas

Los que participan en la misa vespertina de la Cena del Señor no rezan hoy las Vísperas. 

HIMNO

¡Memorial de la muerte del Señor, 
pan vivo que a los hombres das la vida! 
Da a mi alma vivir sólo de ti, 
y tu dulce sabor gustarlo siempre. 

Pelícano piadoso, Jesucristo, 
lava mis manchas con tu sangre pura; 
pues una sola gota es suficiente 
para salvar al mundo del pecado. 

¡Jesús, a quien ahora veo oculto! 
Te pido que se cumpla lo que ansío: 
que, mirándote al rostro cara a cara, 
sea dichoso viéndote en tu gloria. Amén. 

Las antífonas propias, en el Salterio; los salmos y el cántico, del jueves de la semana II.

LECTURA BREVE          Hb 13, 12-15

Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de las murallas. Salgamos, pues, a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su oprobio; que aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura. Por su medio, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que profesan su nombre.

En lugar del responsorio breve, se dice: 

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte. 

Magníficat, ant. Durante la Cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos. 

PRECES

Adoremos a nuestro Salvador, que en la última Cena, la noche misma en que iba a ser entregado, confió a su Iglesia la celebración perenne del memorial de su muerte y resurrección; oremos, diciendo: 

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión, 
—para que consigamos la gloria de la resurrección. 

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos, 
—para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas. 

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida, 
—para que se manifiesten a los hombres los frutos de tu salvación. 

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz, 
—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia. 

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso, 
—y a nosotros danos un día parte en su felicidad. 

Padre nuestro. 

Oración

Señor Dios todopoderoso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo sumo y eterno sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para ti por la sangre preciosa de tu Hijo, recibir en la eucaristía, memorial del Señor, el fruto de la pasión y resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo. 

Completas del domingo: las de después de las II Vísperas. 

En lugar del responsorio breve, se dice: 

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte.

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