Misal Romano (tercera edición) - Por los moribundos

MISAS Y ORACIONES POR DIVERSAS NECESIDADES

46. Por los moribundos


Antífona de entrada          Rom 14, 7-8
Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que, ya vivamos ya muramos, somos del Señor.

     O bien:          Cf. Is 53, 4

El Señor soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.

Oración colecta
DIOS omnipotente y misericordioso,
que, al decretar su muerte,
abriste misericordiosamente al hombre
las puertas de la vida eterna,
mira con piedad a tu siervo que lucha en agonía,
para que,
asociado a la pasión de Cristo y sellado con su Sangre,
pueda presentarse ante ti limpio de todo pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo.

     O bien, por los que van a morir hoy:

DIOS omnipotente y misericordioso,
que manifiestas siempre tu amor a todas las criaturas,
escucha con bondad las súplicas que te dirigimos
por los que hoy van a morir,
para que, redimidos por la preciosa Sangre de tu Hijo,
puedan salir de este mundo sin mancha de pecado
y descansar para siempre en el regazo de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
RECIBE, Señor,
la ofrenda que confiadamente te presentamos
por tu siervo que se encuentra al final de la vida
y concédele, por ella, el perdón de todos sus pecados,
para que soportando los dolores que tú has dispuesto en esta vida
consiga el descanso eterno en la futura.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Col 1, 24
Completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia.

     O bien:          Cf. Jn 6, 54

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día, dice el Señor.

Oración después de la comunión
SEÑOR, dígnate confortar con clemencia a tu siervo con tu gracia
por la eficacia de este sacramento,
para que, en la hora de la muerte pueda vencer al enemigo
y merezca entrar con tus ángeles en la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


© Conferencia Episcopal Española

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