VI. EN LA BENDICIÓN DEL ABAD O DE LA ABADESA
Esta misa puede decirse, con vestiduras de color blanco o festivo, en los días en que se pueden celebrar misas rituales.
1
En la bendición del abad
Antífona de entrada Cf. Jn 15, 16
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, dice el Señor [T. P. Aleluya].
O bien: Col 3, 14-15
Por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón [T. P. Aleluya].
O bien: Col 3, 14-15
Por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón [T. P. Aleluya].
Se dice Gloria.
Oración colecta
SEÑOR, concede a tu siervo N.,
que has elegido como abad de esta comunidad de N.,
enseñar a sus hermanos, con su ejemplo y su palabra,
lo que es recto a tus ojos,
para que, junto con ellos,
lleno de alegría pueda alcanzar de ti, Pastor santo,
el premio de la eterna recompensa.
que has elegido como abad de esta comunidad de N.,
enseñar a sus hermanos, con su ejemplo y su palabra,
lo que es recto a tus ojos,
para que, junto con ellos,
lleno de alegría pueda alcanzar de ti, Pastor santo,
el premio de la eterna recompensa.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor, con bondad
los dones de tus siervos,
y haz que, ofreciéndose a sí mismos como ofrenda espiritual,
sean siempre colmados
de la verdadera humildad, obediencia y paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede decir el prefacio La vida religiosa como servicio a Dios por la imitación de Cristo.
En las plegarias eucarísticas se hace mención del abad recién bendecido.
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos,
y de toda tu familia santa,
que te ofrecemos también por tu siervo N.,
a quien te has dignado elegir
para gobernar esta comunidad;
acéptalo complacido
y conserva bondadosamente tus dones en él,
y así lo que ha alcanzado por tu gracia
confirme el corazón de los hermanos.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
II. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística II la mención se intercala en la intercesión Acuérdate, Señor.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el papa N., con nuestro obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de este siervo tuyo
que hoy has querido promover
como abad de esta comunidad.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...
III. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística III la mención se intercala en la intercesión Te pedimos, Padre, que esta Víctima.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el papa N., a nuestro obispo N.,
al orden episcopal,
a este siervo tuyo N.,
que hoy ha sido elegido abad de esta comunidad,
a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
al orden episcopal,
a este siervo tuyo N.,
al que hoy te has dignado elegir
al servicio de esta comunidad,
a los presbíteros y diáconos,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincro corazón.
Acuérdate también de los que murieron...
Antífona de la comunión Mt 20, 28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos [T. P. Aleluya].
O bien:
Donde hay amor verdadero, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha reunido en la unidad [T. P. Aleluya].
O bien:
Donde hay amor verdadero, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha reunido en la unidad [T. P. Aleluya].
Oración después de la comunión
MIRA con bondad, Señor, a tu familia
y concede, a quienes hemos celebrado el misterio de la fe,
caminar sin desfallecer por las sendas del Evangelio,
glorificándote en todas las cosas.
y concede, a quienes hemos celebrado el misterio de la fe,
caminar sin desfallecer por las sendas del Evangelio,
glorificándote en todas las cosas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne al final de la misa
A. Si preside la liturgia eucarística quien ha realizado la bendición del abad, él mismo imparte esta bendición con las manos extendidas sobre el abad recién bendecido.
DIOS, de quien procede toda paternidad,
te robustezca con la fortaleza del hombre interior,
conforme a las riquezas de su gloria.
R/. Amén.
Él te conceda recorrer el camino de sus mandatos,
en compañía de tus hermanos,
con el corazón rebosante de gozo en Cristo.
R/. Amén.
Que por la gracia divina, esta familia monástica,
congregada en el nombre del Señor,
llegue, conducida por ti, a la convivencia del cielo.
R/. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
R/. Amén.
B. Si preside la liturgia eucarística el abad recién bendecido, él mismo imparte la bendición con el rito pontifical, o con la fórmula que sigue con las manos extendidas sobre la comunidad:
DIOS Padre misericordioso os guarde en la buena voluntad;
y el que dispuso ponerme ante vosotros como abad,
nos haga a todos copartícipes de la felicidad eterna,
R/. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo os conceda
recorrer el camino de sus mandatos,
con el corazón rebosante de gozo fraterno.
R/. Amén.
Que el Espíritu Santo nos conceda a todos
realizar unánimes las obras de piedad y de vida,
y así, imitando a nuestros padres,
nos mantengamos en unión cordial.
R/. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
R/. Amén.
Antífona de entrada Cf. Jn 15, 16
Se dice Gloria.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor, con bondad
los dones de tus siervos,
y haz que, ofreciéndose a sí mismos como ofrenda espiritual,
sean siempre colmados
de la verdadera humildad, obediencia y paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede decir el prefacio La vida religiosa como servicio a Dios por la imitación de Cristo.
En las plegarias eucarísticas se hace mención de la abadesa recién bendecida.
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos,
y de toda tu familia santa,
que te ofrecemos también por tu sierva N.,
a quien te has dignado elegir
para gobernar esta comunidad;
acéptala complacido
y conserva bondadosamente tus dones en ella,
y así lo que ha alcanzado por tu gracia
confirme el corazón de los hermanos.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
II. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística II la mención se intercala en la intercesión Acuérdate, Señor.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el papa N., con nuestro obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de esta sierva tuya
que hoy has querido promover
como abadesa de esta comunidad.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...
III. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Fortalece también, Señor, en el servicio de sus hermanas
a esta sierva tuya N.,
que hoy ha sido elegida abadesa de esta comunidad.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
de esta sierva tuya N.,
que hoy te has dignado elegir al servicio de esta comunidad,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincro corazón.
Acuérdate también de los que murieron...
Bendición solemne al final de la misa
A. Si preside la liturgia eucarística quien ha realizado la bendición del abad, él mismo imparte esta bendición con las manos extendidas sobre el abad recién bendecido.
DIOS, de quien procede toda paternidad,
te robustezca con la fortaleza del hombre interior,
conforme a las riquezas de su gloria.
R/. Amén.
Él te conceda recorrer el camino de sus mandatos,
en compañía de tus hermanos,
con el corazón rebosante de gozo en Cristo.
R/. Amén.
Que por la gracia divina, esta familia monástica,
congregada en el nombre del Señor,
llegue, conducida por ti, a la convivencia del cielo.
R/. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
R/. Amén.
B. Si preside la liturgia eucarística el abad recién bendecido, él mismo imparte la bendición con el rito pontifical, o con la fórmula que sigue con las manos extendidas sobre la comunidad:
DIOS Padre misericordioso os guarde en la buena voluntad;
y el que dispuso ponerme ante vosotros como abad,
nos haga a todos copartícipes de la felicidad eterna,
R/. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo os conceda
recorrer el camino de sus mandatos,
con el corazón rebosante de gozo fraterno.
R/. Amén.
Que el Espíritu Santo nos conceda a todos
realizar unánimes las obras de piedad y de vida,
y así, imitando a nuestros padres,
nos mantengamos en unión cordial.
R/. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
R/. Amén.
2
En la bendición de la abadesa
Antífona de entrada Cf. Jn 15, 16
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, dice el Señor [T. P. Aleluya].
O bien: Col 3, 14-15
Por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón [T. P. Aleluya].
O bien: Col 3, 14-15
Por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón [T. P. Aleluya].
Se dice Gloria.
Oración colecta
SEÑOR, concede a tu sierva N.,
que has elegido como abadesa de esta comunidad de N.,
enseñar a sus hermanas, con su ejemplo y su palabra,
lo que es recto a tus ojos,
para que, junto con ellas,
llena de alegría pueda alcanzar de ti, Pastor santo,
el premio de la eterna recompensa.
que has elegido como abadesa de esta comunidad de N.,
enseñar a sus hermanas, con su ejemplo y su palabra,
lo que es recto a tus ojos,
para que, junto con ellas,
llena de alegría pueda alcanzar de ti, Pastor santo,
el premio de la eterna recompensa.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor, con bondad
los dones de tus siervos,
y haz que, ofreciéndose a sí mismos como ofrenda espiritual,
sean siempre colmados
de la verdadera humildad, obediencia y paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede decir el prefacio La vida religiosa como servicio a Dios por la imitación de Cristo.
En las plegarias eucarísticas se hace mención de la abadesa recién bendecida.
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos,
y de toda tu familia santa,
que te ofrecemos también por tu sierva N.,
a quien te has dignado elegir
para gobernar esta comunidad;
acéptala complacido
y conserva bondadosamente tus dones en ella,
y así lo que ha alcanzado por tu gracia
confirme el corazón de los hermanos.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
II. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística II la mención se intercala en la intercesión Acuérdate, Señor.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el papa N., con nuestro obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de esta sierva tuya
que hoy has querido promover
como abadesa de esta comunidad.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...
III. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Fortalece también, Señor, en el servicio de sus hermanas
a esta sierva tuya N.,
que hoy ha sido elegida abadesa de esta comunidad.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia...
IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.
Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
de esta sierva tuya N.,
que hoy te has dignado elegir al servicio de esta comunidad,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincro corazón.
Acuérdate también de los que murieron...
Antífona de la comunión Mt 20, 28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos [T. P. Aleluya].
O bien:
Donde hay amor verdadero, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha reunido en la unidad [T. P. Aleluya].
O bien:
Donde hay amor verdadero, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha reunido en la unidad [T. P. Aleluya].
Oración después de la comunión
MIRA con bondad, Señor, a tu familia
y concede, a quienes hemos celebrado el misterio de la fe,
caminar sin desfallecer
por las sendas del Evangelio,
glorificándote en todas las cosas.
y concede, a quienes hemos celebrado el misterio de la fe,
caminar sin desfallecer
por las sendas del Evangelio,
glorificándote en todas las cosas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne al final de la misa
El prelado, con las manos extendidas sobre la abadesa recién bendecida, dice:
DIOS, que para bien de la Iglesia
ha congregado a estas siervas en el amor de su Hijo,
te dé un espíritu de piedad,
para que guíes a la familia a ti confiada
en la búsqueda de la perfección.
R/. Amén.
Él te conceda recorrer el camino de sus mandatos,
en compañía de tus hermanas,
con el corazón rebosante de gozo en Cristo.
R/. Amén.
Por la gracia divina, esta familia monástica,
congregada en el nombre del Señor,
llegue, conducida por ti, a la convivencia del cielo.
R/. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
R/. Amén.
Bendición solemne al final de la misa
El prelado, con las manos extendidas sobre la abadesa recién bendecida, dice:
DIOS, que para bien de la Iglesia
ha congregado a estas siervas en el amor de su Hijo,
te dé un espíritu de piedad,
para que guíes a la familia a ti confiada
en la búsqueda de la perfección.
R/. Amén.
Él te conceda recorrer el camino de sus mandatos,
en compañía de tus hermanas,
con el corazón rebosante de gozo en Cristo.
R/. Amén.
Por la gracia divina, esta familia monástica,
congregada en el nombre del Señor,
llegue, conducida por ti, a la convivencia del cielo.
R/. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
R/. Amén.
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