Misal Romano (tercera edición) - En la celebración del matrimonio

MISAS RITUALES

IV. EN LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO


Cuando el matrimonio se celebra dentro de la misa se dice esta misa ritual con color blanco o festivo.

En los días señalados en los nn. 1-4 de la tabla de los días litúrgicos, se dice la misa del día, pero sin omitir en ella la bendición nupcial y, si se cree oportuno, la fórmula de bendición final propia.

En los domingos, si la misa en que se celebra el matrimonio participa la comunidad, se dice la misa del domingo, incluso en el tiempo de Navidad y en el tiempo ordinario.

Aunque para mayor facilidad se proponen formularios íntegros, todos los textos, principalmente las oraciones y la bendición nupcial, pueden intercambiarse según las circunstancias.

Las misas para los aniversarios de matrimonio se encuentran entre las misas por diversas necesidades.



A

Antífona de entrada          Cf. Sal 19, 3. 5
Que el Señor os envíe auxilio desde el santuario, que os apoye desde el monte Sion; que cumpla el deseo de vuestro corazón, que dé éxito a todos vuestros planes [T. P. Aleluya].

Omitido el acto penitencial, se dice Gloria.

Oración colecta
ESCUCHA nuestras súplicas, Señor,
y asiste con bondad
a la institución matrimonial
establecida por ti para la propagación del género humano,
y así, lo que tú has unido
se mantenga con tu ayuda.
Por nuestro Señor Jesucristo.

     O bien:

OH, Dios,
que al crear el género humano
estableciste la unión entre el varón y la mujer,
ciñe con el vínculo de un amor indisoluble
a estos siervos tuyos que se van a unir en alianza conyugal,
para que sean testigos de tu caridad
aquellos a quienes concedes frutificar en el amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor, el don ofrecido
en favor de la sagrada ley del matrimonio,
y ya que eres el creador de esta obra,
sé también su providente protector.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
LA DIGNIDAD DE LA ALIANZA NUPCIAL

Texto musicalizado en Apéndice I.

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Que estableciste la alianza nupcial,
con el yugo suave de la concordia
y el vínculo indisoluble de la paz,
para que aumenten los hijos de tu adopción
por la honesta fecundidad de los matrimonios santos.

Por tu providencia y tu gracia, Señor,
que nos concedes de modo inefable,
el nacer embellece el mundo
y el renacer acrecienta tu Iglesia,
por Cristo, Señor nuestro.

Por eso,
con los ángeles y con todos los santos,
te cantemos el himno de alabanza
diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En las plegaria eucarísticas se hace mención de los esposos.

I. Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.

II. Cunado se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la intercesión Acuérdate, Señor, de N. y N..

III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la intercesión Conforta, con la gracias del matrimonio, a N. y N..

Bendición nupcial

Dicho el Padrenuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el esposo y la esposa, invoca sobre ellos la bendición de Dios, la cual nunca se omite.

En la fórmula de invitación, si uno de los esposo o ambos no comulgan, se omiten las palabras entre corchetes.

En el último párrafo de la oración, las palabras entre corchetes pueden omitirse en aquellos casos en que las circunstancias parezcan aconsejarlo, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.

Los esposos se acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su largar, y se arrodillan.

El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar diciendo:

Queridos hermanos: roguemos humildemente al Señor que derrame la gracia de su bendición sobre estos siervos suyos que acaban de contraer matrimonio en Cristo, y a los que unió en santa alianza, [por el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo que van a recibir], los haga perseverar en un mismo amor.

Todos oran en silencio durante unos instantes.

Después el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:

OH, Dios, que con tu poder creaste todo de la nada
y, desde el comienzo de la creación,
hiciste al hombre a tu imagen
y diste al varón la ayuda inseparable de la mujer,
de modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne,
enseñándonos que nunca será lícito separar
lo que quisiste fuera una sola cosa.

Oh, Dios, que consagraste la unión conyugal
con un sacramento tan excelente,
que prefigura, en la alianza nupcial,
el misterio de Cristo y de la Iglesia.

Oh, Dios, que unes la mujer al varón
y otorgas a esta unión,
establecida desde el principio,
la única bendición que no fue abolida
ni por la pena del pecado original,
ni por el castigo del diluvio.

Mira con bondad a estos siervos tuyos
que, unidos en matrimonio,
piden ser fortalecidos con tu bendición:
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,
para que tu amor, derramado en sus corazones,
los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.

Abunde en tu sierva N. el don del amor y de la paz,
e imite los ejemplos de las santas mujeres,
cuyas alabanzas proclama la Escritura.

Confíe en ella el corazón de su esposo,
teniéndola por copartícipe y coheredera
de una misma gracia y una misma vida,
la respete y ame siempre como Cristo ama a su Iglesia.
Y ahora, Señor, te pedimos también
por estos siervos tuyos:
que permanezcan en la fe y amen tus preceptos;
que, unidos en matrimonio,
sean ejemplo por la integridad de sus costumbres;
y que, fortalecidos con el poder del Evangelio,
manifiesten a todos el testimonio de Cristo;
[que su unión sea fecunda,
sean padres de probada virtud,
vean ambos los hijos de sus hijos]
y, después de una feliz ancianidad,
lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/.   Amén.

Omitida la oración Señor Jesucristo, se dice inmediatamente La paz del Señor. Entonces, los esposos y todos los demás, según el modo acostumbrado, se intercambian un signo de paz, comunión y caridad.

Antífona de la comunión           Cf. Ef 5, 25. 27
Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para presentarla como su esposa santa e inmaculada [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
POR medio de este sacrificio, Señor,
guarda con tu providencia
y haz vivir en un mismo amor
a quienes has unido en santo matrimonio
[y alimentado con un mismo pan y un mismo cáliz].
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne al final de la misa

El sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:

DIOS, Padre eterno, os conserve en el amor mutuo,
para que la paz de Cristo habite en vosotros
y permanezca siempre en vuestro hogar.

R/.   Amén.

Que seáis bendecidos en los hijos,
encontréis consuelo en los amigos
y tengáis verdadera paz con todos.

R/.   Amén.

Que seáis testigos del amor de Dios en el mundo,
que los pobres y afligidos os encuentren bondadosos,
y os reciban alegres un día en el reino eterno de Dios.

R/.   Amén.

Y bendice a todo el pueblo añadiendo:

Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre , Hijo , y Espíritu  Santo.

R/.   Amén.

B

Antífona de entrada          Cf. Sal 89, 14. 17
Por la mañana sácianos, Señor, de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos [T. P. Aleluya].

Omitido el acto penitencial, se dice Gloria.

Oración colecta
ESCUCHA nuestras súplicas, Señor,
y derrama tu gracia sobre estos siervos tuyos (N. y N.),
para que, quienes se unen junto a tu altar,
sean fortalecidos en el amor mutuo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

     O bien:

OH, Dios,
que consagraste el vínculo conyugal
con un sacramento tan excelente
que prefigura, en la alianza nupcial,
el misterio de Cristo y de la Iglesia,
concede a estos siervos tuyos
llevar a la práctica lo que conocen por la fe.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
RECIBE en tu bondad, Señor,
los dones que te presentamos con alegría,
y guarda con amor de Padre
a quienes has unido en alianza sacramental.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
EL GRAN SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

Texto musicalizado en Apéndice I.

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque en él estableciste la nueva alianza con tu pueblo,
para hacer partícipes de la naturaleza divina
y coherederos de tu gloria
a los redimidos por el misterio de su muerte y resurrección.

Toda esta abundancia de su gracia e inmensa bondad,
la has significado en la unión del varón y de la mujer,
para que el sacramento que celebramos
nos recuerde el designio inefable de tu amor.

Por eso, con los ángeles y todos los santos,
te alabamos, diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En las plegaria eucarísticas se hace mención de los esposos. Todo como se indica en el formulario A.

Bendición nupcial

Dicho el Padrenuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el esposo y la esposa, invoca sobre ellos la bendición de Dios, la cual nunca se omite.

En la fórmula de invitación, si uno de los esposo o ambos no comulgan, se omiten las palabras entre corchetes. En misma oración, las palabras entre corchetes pueden omitirse en aquellos casos en que las circunstancias parezcan aconsejarlo, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.

Los esposos se acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su largar, y se arrodillan.

El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar diciendo:

Pidamos al Señor por estos esposos que han contraído matrimonio junto al altar [y van a participar del Cuerpo y Sangre de Cristo], para que vivan siempre en mutuo amor.

Todos oran en silencio durante unos instantes. Después el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:

PADRE santo, que al hombre hecho a tu imagen y semejanza
lo creaste varón y mujer,
para que, siendo los dos una sola carne y un solo corazón,
realicen su misión en el mundo.

Oh, Dios, que para revelar el designio de tu amor
prefiguraste en el mutuo afecto de los esposos
la alianza que te dignaste realizar con tu pueblo,
para que, en el significado pleno del sacramento,
se hiciese patente el misterio nupcial de Cristo y la Iglesia
por el vínculo conyugal de tus fieles.

Extiende tu mano protectora
sobre estos hijos tuyos [N. y N.]
y derrama en sus corazones
la gracia del Espíritu Santo.

Haz, Señor, que en la vida común
que inician en este sacramento,
se comuniquen los dones de tu amor;
y, siendo el uno para el otro signo de tu presencia,
sean un solo corazón y una sola alma.

Concédeles, también, Señor,
mantener con su trabajo la familia que constituyen,
[y que sus hijos, educados según el Evangelio,
se preparen para formar parte de tu familia celestial].

Colma de bendiciones a tu sierva N.,
para que, cumpliendo su quehacer de esposa [y madre],
cuide su hogar con amor intachable,
y lo adorne con el don de la dulzura.

Acompaña también, Señor,
con la bendición celestial a tu siervo N.,
para que cumpla dignamente
su misión de esposo fiel [y padre solícito].

Concede, Padre santo,
a quienes se han unido ante ti
[y desean acercarse a tu mesa]
participar un día en la alegría del banquete eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/.   Amén.

Omitida la oración Señor Jesucristo, se dice inmediatamente La paz del Señor. Entonces, los esposos y todos los demás, según el modo acostumbrado, se intercambian un signo de paz, comunión y caridad.

Antífona de la comunión           Cf. Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado, dice el Señor [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
DESPUÉS de participar en tu mesa, Señor,
te pedimos por N. y N.,
que se han unido en santo matrimonio,
para que te sean siempre fieles
y den testimonio de ti ante los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne al final de la misa

El sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:

DIOS, Padre todopoderoso, os conceda su gozo
y os bendiga en los hijos.

R/.   Amén.

El Hijo unigénito de Dios os asista
en las alegrías y en las tristezas.

R/.   Amén.

El Espíritu Santo infunda siempre
su amor en vuestros corazones.

R/.   Amén.

Y bendice a todo el pueblo añadiendo:

Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre , Hijo , y Espíritu  Santo.

R/.   Amén.

C

Antífona de entrada          Sal 144, 2. 9
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas [T. P. Aleluya].

Omitido el acto penitencial, se dice Gloria.

Oración colecta
DIOS todopoderoso,
a estos siervos tuyos,
que van a unirse por el sacramento del matrimonio,
concédeles crecer en la fe que profesan
y, con su descendencia, acrecentar tu Iglesia.
Por nuestro Señor Jesucristo.

     O bien:

OH, Dios, que, desde el comienzo del mundo
bendices la multiplicación de la prole,
acoge propicio nuestras súplicas
e infunde sobre estos siervos tuyos (N. y N.)
la fuerza de tu bendición,
para que, en la alianza conyugal,
se unan con igual afecto, misma alma y común santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
ESCUCHA nuestras súplicas, Señor,
y recibe con agrado estas ofrendas
que te presentamos por estos siervos tuyos,
unidos en alianza santa,
para que crezcan en la mutua caridad y en tu amor
por este sacramento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
EL MATRIMONIO, SIGNO DEL AMOR DIVINO

Texto musicalizado en Apéndice I.

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque al hombre, creado por tu bondad,
lo dignificaste tanto,
que has dejado la imagen de tu propio amor
en el unión del varón y de la mujer.
Y, al que creaste por amor
y no dejas de llamar al mandato del amor,
le concedes participar en tu amor eterno.

Y así, el sacramento de estos santos desposorios,
signo de tu caridad,
consagra el amor humano,
por Cristo, Señor nuestro.

Por eso,
con los ángeles y con todos los santos
te cantamos el himno de alabanza
diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En las plegaria eucarísticas se hace mención de los esposos. Todo como se indica en el formulario A.

Bendición nupcial

Dicho el Padrenuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el esposo y la esposa, invoca sobre ellos la bendición de Dios, la cual nunca se omite.

En la oración, las palabras entre corchetes pueden omitirse en aquellos casos en que las circunstancias parezcan aconsejarlo, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.

Los esposos se acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su largar, y se arrodillan.

El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar diciendo:

Invoquemos, queridos hermanos, sobres estos esposos la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del matrimonio.

Todos oran en silencio durante unos instantes. Después el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:

PADRE santo, autor del universo,
que creaste al varón y la mujer a tu imagen
y has bendecido su unión matrimonial,
te pedimos humildemente por estos hijos tuyos
que hoy se unen por el sacramento del matrimonio.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N.
y sobre N., su esposo,
tu abundante bendición,
y la fuerza del Espíritu Santo
inflame desde el cielo sus corazones
para que, en el gozo de su mutua entrega,
[adornen la familia con hijos y]
riqueza de la Iglesia.

Que en la alegría te alaban, Señor,
y en la tristeza te busquen;
que en el trabajo encuentren el gozo de tu presencia
y en la necesidad sientan cercano tu consuelo;
que participen en la oración de tu Iglesia
y den testimonio de ti entre los hombres;
y que después de una feliz ancianidad
lleguen al reino de los cielos con estos amigos
que hoy les acompañan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/.   Amén.

Omitida la oración Señor Jesucristo, se dice inmediatamente La paz del Señor. Entonces, los esposos y todos los demás, según el modo acostumbrado, se intercambian un signo de paz, comunión y caridad.

Antífona de la comunión           Sal 33, 2. 9
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
TE pedimos, Dios todopoderoso,
que aumente en estos siervos tuyos
la gracia del sacramento recibido,
y que los frutos de este sacrificio
lleguen a todos nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne al final de la misa

El sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:

NUESTRO Señor Jesucristo,
que quiso estar presente en las bodas de Caná,
os conceda su bendición
a vosotros y a quienes os acompañan.

R/.   Amén.

Nuestro Señor Jesucristo,
que amó a su Iglesia hasta el extremo,
infunda siempre su amor en vuestros corazones.

R/.   Amén.

Nuestro Señor Jesucristo
os conceda ser testigos de la de en su resurrección
y esperar con alegría su venida gloriosa.

R/.   Amén.

Y bendice a todo el pueblo añadiendo:

Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre , Hijo , y Espíritu  Santo.

R/.   Amén.


© Conferencia Episcopal Española

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