1 de noviembre
TODOS LOS SANTOS
Solemnidad
Para la misa votiva de Todos los Santos, textos propios.
Antífona de entrada
Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en honor de todos los santos. Los ángeles se alegran de esta solemnidad y alaban a una al Hijo de Dios.
Se dice Gloria.
Se dice Gloria.
Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
que nos has otorgado venerar en una misma celebración
los méritos de todos los santos,
concédenos, por esta multitud de intercesores,
la deseada abundancia de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.
que nos has otorgado venerar en una misma celebración
los méritos de todos los santos,
concédenos, por esta multitud de intercesores,
la deseada abundancia de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.
Oración sobre las ofrendas
SEAN agradables a tus ojos, Señor,
los dones que te ofrecemos
en honor de todos los santos,
y haz que sintamos interceder por nuestra salvación
a los que creemos ya seguros en la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio:
Texto musicalizado en Apéndice I.
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy nos concedes celebrar a la ciudad santa,
la Jerusalén celeste, que es nuestra madre,
donde eternamente ya te alaba
la corona de nuestros hermanos.
Hacia ella,
como peregrinos guiados por la fe,
nos apresuramos jubilosos,
compartiendo la alegría
por la glorificación de los mejores miembros de la Iglesia,
en la que nos concedes también ayuda y ejemplo
para nuestra debilidad.
Por eso,
con la muchedumbre de los santos y de los ángeles
proclamamos tu grandeza y te alabamos
clamando a una sola voz:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
los dones que te ofrecemos
en honor de todos los santos,
y haz que sintamos interceder por nuestra salvación
a los que creemos ya seguros en la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio:
LA GLORIA DE NUESTRA MADRE JERUSALÉN
Texto musicalizado en Apéndice I.
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy nos concedes celebrar a la ciudad santa,
la Jerusalén celeste, que es nuestra madre,
donde eternamente ya te alaba
la corona de nuestros hermanos.
Hacia ella,
como peregrinos guiados por la fe,
nos apresuramos jubilosos,
compartiendo la alegría
por la glorificación de los mejores miembros de la Iglesia,
en la que nos concedes también ayuda y ejemplo
para nuestra debilidad.
Por eso,
con la muchedumbre de los santos y de los ángeles
proclamamos tu grandeza y te alabamos
clamando a una sola voz:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Antífona de comunión Mt 5, 8-10
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Oración después de la comunión
TE adoramos y admiramos, oh, Dios,
el solo Santo entre todos los santos,
e imploramos tu gracia
para que, realizando nuestra santidad en la plenitud de tu amor,
pasemos de esta mesa de los que peregrinamos,
al banquete de la patria celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede usar la fórmula de bendición solemne (n. 24).
Oración después de la comunión
TE adoramos y admiramos, oh, Dios,
el solo Santo entre todos los santos,
e imploramos tu gracia
para que, realizando nuestra santidad en la plenitud de tu amor,
pasemos de esta mesa de los que peregrinamos,
al banquete de la patria celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede usar la fórmula de bendición solemne (n. 24).
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