VII Domingo de Pascua
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Solemnidad
Misa de la vigilia
Esta misa se puede utilizar la tarde anterior a la solemnidad, antes o después de las primeras Vísperas de la Ascensión.
Antífona de entrada Cf. Sal 67, 33. 35
Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad al Señor que asciende a lo más alto de los cielos; su majestad y su poder sobre las nubes. Aleluya.
Se dice Gloria.
Oración colecta
OH, Dios, cuyo Hijo asciende hoy a los cielos
en presencia de los apóstoles,
concédenos, según su promesa,
que permanezca siempre con nosotros en la tierra
y que nosotros merezcamos vivir con él en el cielo.
Él, que vive y reina contigo.
Se dice Credo.
en presencia de los apóstoles,
concédenos, según su promesa,
que permanezca siempre con nosotros en la tierra
y que nosotros merezcamos vivir con él en el cielo.
Él, que vive y reina contigo.
Se dice Credo.
Oración sobre las ofrendas
OH, Dios, cuyo Unigénito, nuestro Sumo Sacerdote,
vive para siempre sentado a tu derecha
intercediendo por nosotros,
concédenos acceder confiadamente al trono de la gracia
para alcanzar tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o II de la Ascensión del Señor.
Indicaciones para el uso de las plegarias eucarísticas I, II y III en la misma página del prefacio.
vive para siempre sentado a tu derecha
intercediendo por nosotros,
concédenos acceder confiadamente al trono de la gracia
para alcanzar tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o II de la Ascensión del Señor.
Indicaciones para el uso de las plegarias eucarísticas I, II y III en la misma página del prefacio.
Antífona de comunión Cf. Heb 10, 12
Cristo, ofreciendo un único sacrificio por los pecados, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios. Aleluya.
Cristo, ofreciendo un único sacrificio por los pecados, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios. Aleluya.
Oración después de la comunión
SEÑOR, los dones que hemos recibido de tu altar,
enciendan en nuestros corazones el deseo de la patria del cielo
y nos hagan llegar,
siguiendo los pasos de nuestro Salvador,
allí donde él nos ha precedido.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Se puede utilizar la fórmula de bendición solemne (n. 9).
enciendan en nuestros corazones el deseo de la patria del cielo
y nos hagan llegar,
siguiendo los pasos de nuestro Salvador,
allí donde él nos ha precedido.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Se puede utilizar la fórmula de bendición solemne (n. 9).
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