Misal Romano (tercera edición) - II Domingo de Cuaresma

PROPIO DEL TIEMPO: CUARESMA

II DOMINGO DE CUARESMA


Antífona de entrada          Sal 26, 8-9
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro.

     O bien:           Sal 24, 6. 2. 22
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas. Que no triunfen de nosotros nuestros enemigos; sálvanos, Dios de Israel, de todos nuestros peligros.

No se dice Gloria.

Oración colecta
OH, Dios,
que nos has mandado escuchar a tu Hijo amado,
alimenta nuestro espíritu con tu palabra;
para que, con mirada limpia,
contemplemos gozosos la gloria de tu rostro.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Se dice Credo.

Oración sobre las ofrendas
TE pedimos, Señor,
que esta oblación borre nuestros pecados
y santifique los cuerpos y las almas de tus fieles,
para que celebren dignamente las fiestas pascuales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

Texto musicalizado en Apéndice I.

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Que, después de anunciar
su muerte a los discípulos,
les mostró en el monte santo
el resplandor de su luz,
para testimoniar,
de acuerdo con la ley y los profetas,
que, por la pasión,
se llega a la gloria de la resurrección.

Por eso,
con las virtudes del cielo,
te aclamamos continuamente en la tierra
alabando tu gloria sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Antífona de comunión          Mt 17, 5
Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo.

Oración después de la comunión
TE damos gracias, Señor,
porque, al participar en estos gloriosos misterios,
nos haces recibir, ya en este mundo,
los bienes eternos del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre el pueblo
DIRIGE continuamente, Señor, los corazones de tus fieles
y concede esta gracia a tus siervos,
de modo que, permaneciendo en tu amor y cercanía,
cumplan plenamente tus mandamientos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


© Conferencia Episcopal Española

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