Diócesis de Getafe - San Ildefonso, obispo (Leccionario)

ENERO

23 de enero

San Ildefonso, obispo

Fiesta

 
PRIMERA LECTURA
Sb 7, 7-10. 15-16
Quise más la sabiduría que la salud y la belleza

Lectura del libro de la Sabiduría

Supliqué, y se me concedió la prudencia. Invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena, y, junto a ella, la plata vale lo que el barro. La quise más que la salud y la belleza, me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso. Todos los bienes juntos me vinieron con ella. Había en sus manos riquezas incontables.

Que me conceda Dios saber expresar y pensar como corresponde a ese don, pues él es el mentor de la sabiduría y quien marca el camino a los sabios. Porque en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, y toda la prudencia y el talento.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 18, 8. 9. 10. 11
R/. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

La Ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.

Aleluya
Jn 15, 5
R/. Aleluya, aleluya.

V/. Yo soy la vid, y vosotros sois los sarmientos -dice el Señor-.
El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante;
porque sin mí, no podéis hacer nada. R/.

EVANGELIO
Lc 6, 43-49
¿Por qué me llamáis «Señor, Señor» y no hacéis lo que os digo?

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano.

Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal, porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.

¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que os digo?

El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimiento sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida.

El que escucha y no pone por obra, se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó, y quedó hecha una gran ruina».

Palabra del Señor.

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