Oración de los fieles - Orientaciones pastorales

ORIENTACIONES PASTORALES

I. NATURALEZA E IMPORTANCIA
DE LA ORACIÓN UNIVERSAL O DE LOS FIELES

1. Se da el nombre de oración universal o de oración de los fieles a la súplica o intercesión que la asamblea de los fieles dirige a Dios, después de la invitación hecha por el ministro idóneo, para pedir principalmente por las necesidades de la Iglesia y de todo el mundo. Mediante esta súplica «el pueblo responde de alguna manera a la Palabra de Dios acogida en la fe y ejerciendo su sacerdocio bautismal, ofrece a Dios sus peticiones por la salvación de todos» [1], de modo que, contemplando en sí mismo las frutos de la liturgia de la Palabra, pueda hacer más adecuadamente el paso a la liturgia eucarística.

La oración universal tiene su puesto en la misa y en otras acciones litúrgicas, y también en los ejercicios piadosos. Al realizarla, la Iglesia reunida expresa su fe en la comunión de los santos y en su vocación universal como intercesora en favor de todos los hombres. El pueblo de Dios ejerce su sacerdocio real de manera eminente al participar en los sacramentos, pero también cuando realiza esta oración. De suyo, esta plegaria pertenece solamente a los fieles, no a los catecúmenos. Los neófitos han de participar en ella de manera activa, una vez que han alcanzado la dignidad del sacerdocio real [2].

Características de esta oración

2. La oración universal posee las siguientes características:

a) Es una súplica dirigida al Padre. No debe, por tanto, confundirse con otras formas de adoración o de acción de gracias, o de alabanza. Tampoco es el recordatorio didáctico de algunas enseñanzas religiosas expresadas en las lecturas o en la homilía o acerca de la misa del día.

b) Por las necesidades de la Iglesia universal y local y de todo el mundo. Si la «Iglesia  particular tiene la obligación de representar del modo más perfecto posible a la Iglesia universal» [3], los fieles deben hacer suyas, ante todo, las necesidades que afectan a todo el pueblo de Dios y al mundo por el cual intercede siempre la Iglesia. Laudablemente se pide también por las intenciones de los que se han reunido.

c) Con la participación de todo el pueblo fiel. La asamblea responde a las invitaciones del ministro y expresa su súplica o con una invocación común, que se pronuncia después de cada intercesión, o con la oración en silencio [4].

d) Es la oración litúrgica. La oración de los fieles pertenece a la estructura de la liturgia de la Palabra de la misa. Así lo demuestran algunos testimonios de los santos padres [5], así como la tradición unánime de todas las liturgias fuera de Roma, donde permaneció prácticamente a partir del siglo V.

IV. EL CANTO DE LA ORACIÓN DE LOS FIELES

25. La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran solemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo participa activamente (SC, n. 113); que también se incluye la oración de los fieles.

Aunque la práctica habitual es leer la oración de los fieles, en las solemnidades se puede hacer un esfuerzo por cantarla. Esta oración está compuesta por dos partes:

— La primera, las intercesiones por las que se ora o peticiones, si se dan las circunstancias adecuadas, puede ser recitada en «recto tono».

— la segunda, la respuesta del pueblo, puede tomarse del Apéndice de esta publicación (p. 561), en el que se incluyen diferentes modelos que corresponden a los que ya se encuentran en el Misal. Para favorecer la participación de los fieles con la respuesta, esta puede cantarse aunque no se cante la petición.

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