FORMULARIOS PARA ORAR
EN LA CAPILLA ARDIENTE
Cuando los familiares y amigos acuden donde se encuentra el cadáver en las horas que preceden al sepelio, será bueno que expresen su caridad cristiana para con el difunto orando allí por él, así como también para dar muestras del consuelo cristiano que ofrecen a los más allegados del que ha expirado. Esta oración se puede hacer de manera comunitaria o bien individualmente.
Si la oración se realiza de manera comunitaria, puede hacerse con uno de los cuatro primeros formularios que siguen a continuación:
FORMULARIO I
Antífona
A ti levantamos nuestros ojos; Señor, tu amor es mas fuerte que la muerte; por eso esperamos en ti.
Preces
Ya que este primer mundo ha pasado definitivamente para nuestro hermano (nuestra hermana) N., pidamos ahora al Señor que le conceda gozar del cielo nuevo y de la tierra nueva que él ha dispuesto para sus elegidos.
— Que Cristo, que por él (ella) sufrió muerte de cruz, le conceda la felicidad verdadera.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que Cristo, el Hijo de Dios vivo, lo (la) acoja en su paraíso.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que Cristo, el buen Pastor, lo (la) cuente entre sus ovejas.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que Cristo perdone todos sus pecados y lo (la) agregue al número de sus elegidos.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que pueda contemplar cara a cara a su Redentor y gozar de la visión de su Señor por los siglos de los siglos.
R/. Te lo pedimos, Señor.
Oración
SEÑOR Dios, que has querido
que nuestro hermano (nuestra hermana) N.,
a través de la muerte,
fuera configurado (configurada) a Cristo,
que por nosotros murió en la cruz,
por la gracia renovadora de la Pascua de tu Hijo,
aleja de tu siervo (sierva)
todo vestigio de corrupción terrena,
y, pues quisiste marcarlo(marcarla)
ya en su vida mortal con el sello de tu Espíritu Santo,
dígnate también resucitarlo (resucitarla) un día
a la vida eterna de la gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
FORMULARIO II
Antífona
El Señor abra a nuestro hermano (nuestra hermana) las puertas del paraíso, para que pueda gozar ya de aquella patria donde no existe ni el dolor ni la muerte, sino sólo la paz y la alegría sin fin.
Preces
Recordemos, con afecto piadoso, a nuestro hermano (nuestra hermana) N., a quien Dios ha llamado de este mundo, y oremos confiados a aquel que venció la muerte y resucitó glorioso del sepulcro.
— Que Cristo, el Hijo de Dios, le dé posesión del paraíso y, como Buen Pastor, lo (la) reconozca entre sus ovejas.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que, perdonados sus pecados, lo (la) coloque a su derecha en el reino de los elegidos.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que participe con él de la felicidad eterna de los santos.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Que nosotros, los que ahora lloramos su muerte, podamos salir al encuentro de Cristo cuando él vuelva, acompañados de nuestro hermano (nuestra hermana) que hoy nos ha dejado.
R/. Te lo pedimos, Señor.
Oración
TE encomendarnos, Señor,
a nuestro hermano (nuestra hermana) N.,
a quien en esta vida mortal
rodeaste siempre con tu amor;
concédele ahora que, libre de todos sus males,
participe en tu descanso eterno,
y, pues para él (ella) acabó ya este primer mundo,
admítelo (admítela) ahora en tu paraíso,
donde no hay llanto ni luto ni dolor,
sino paz y alegría sin fin,
con tu Hijo y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
FORMULARIO III
Antífona
¡Dichoso el que ha muerto en el Señor! Que descanse ya de sus fatigas y que sus obras lo acompañen.
Preces
Pidamos por nuestro hermano (nuestra hermana) a Jesucristo, que ha dicho: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre».
— Tú, que resucitaste a los muertos, concede la vida eterna a nuestro hermano (nuestra hermana).
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Tú, que desde la cruz prometiste el paraíso al buen ladrón, acoge a nuestro hermano (nuestra hermana) N., en tu reino.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Tú, que experimentaste el dolor de la muerte y resucitaste gloriosamente del sepulcro, concede a nuestro hermano (nuestra hermana) la vida feliz de la resurrección.
R/. Te lo pedimos, Señor.
— Tú, que lloraste ante la tumba de tu amigo Lázaro, dígnate enjugar las lágrimas de quienes lloramos la muerte de nuestro hermano (nuestra hermana).
R/. Te lo pedimos, Señor.
Oración
SEÑOR, nuestra vida es corta y frágil;
la muerte que contemplamos hoy nos lo recuerda.
Pero tú vives eternamente,
y tu amor es más fuerte que la muerte.
Llenos, pues, de confianza,
ponemos en tus manos
a nuestro hermano (nuestra hermana) N.,
que acaba de dejarnos.
Perdónale sus faltas y acógelo (acógela) en tu reino,
para que viva feliz en tu presencia
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
FORMULARIO IV
Antífona
El coro de los ángeles te reciba, y Cristo, tu Señor, te coloque en el seno de Abrahán, para que junto a Lázaro, pobre en esta vida, tengas descanso eterno.
Preces
Señor, a ti elevamos nuestros ojos en este momento en que va a desaparecer para siempre de nuestra mirada el rostro amigo a nuestro hermano (nuestra hermana) a quien tanto hemos amado en este mundo.
— Después de esta vida, donde sólo tuvo la visión de la fe.
R/. Concédele, Señor, contemplar eternamente tu rostro.
— Después del amor y de las alegrías que en este mundo iluminaron su vida.
R/. Concédele, Señor, contemplar eternamente tu rostro.
— Después de los trabajos y sufrimientos que, en su peregrinar terreno, lo (la) hicieron llorar.
R/. Concédele, Señor, contemplar eternamente tu rostro.
— Después de su sed de conocer la verdad y gozar del bien.
R/. Concédele, Señor, contemplar eternamente tu rostro.
— Y porque él (ella) creyó en ti sin haberte visto.
R/. Concédele, Señor, contemplar eternamente tu rostro.
Oración
SEÑOR Dios, que has querido
que nuestro hermano (nuestra hermana) N.,
a través de la muerte,
fuera configurado (configurada) a Cristo,
que por nosotros murió en la cruz,
por la gracia renovadora de la Pascua de tu Hijo,
aleja a tu siervo (sierva)
todo vestigio de corrupción terrena,
y, pues quisiste marcarlo (marcarla)
ya en su vida mortal
con el sello de tu Espíritu Santo,
dígnate resucitarlo (resucitarla) un día
a la vida eterna de la gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
FORMULARIO V
Antífona
Tú, Señor, que eres el descanso después del trabajo y la vida después de la muerte, concede a nuestro hermano (nuestra hermana) el descanso eterno.
Preces
A ti, Señor, grito, respóndeme; haz caso de las súplicas que te dirijo en este momento de dolor por la muerte de tu siervo (sierva) N.
— Señor Jesucristo, acógelo (acógela) en compañía de todos los elegidos que nos han precedido.
— Concédele gozar siempre de su paz.
— Que encuentre en ti el perdón de sus pecados.
— Que goce eternamente de la felicidad de los santos.
— Que te contemple a ti, luz verdadera, y goce de tu presencia.
— Conforta a sus familiares y a cuantos lloran su muerte.
Oración
CONCEDE, oh Padre, a tu siervo (sierva) N.,
que se ha separado de nosotros,
la herencia prometida;
da cumplimiento a su esperanza de felicidad y de paz;
infunde serenidad y fortaleza
en quienes ahora lloran su ausencia
y fortalécelos con la certeza de la vida eterna
que, en tu gran amor,
has dispuesto para toda la familia humana,
por la fuerza de la muerte y de la resurrección de Cristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
© Conferencia Episcopal Española
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