PROPIO DEL TIEMPO: CUARESMA
Sábado de la V semana de Cuaresma
Antífona de entrada Cf. Sal 21, 20. 7
Señor, no te quedes lejos, defiéndeme; porque soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo.
Oración colecta
OH, Dios, que has hecho a todos los renacidos en Cristo
pueblo escogido y sacerdocio real,
concédenos querer y realizar cuanto nos mandas,
para que el pueblo, llamado a la vida eterna,
tenga una misma fe en el corazón
y una misma santidad en los actos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
pueblo escogido y sacerdocio real,
concédenos querer y realizar cuanto nos mandas,
para que el pueblo, llamado a la vida eterna,
tenga una misma fe en el corazón
y una misma santidad en los actos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor, las ofrendas de nuestro ayuno
para que nos purifiquen,
nos hagan dignos de tu gracia
y nos conduzcan a los bienes eternos prometidos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de la Pasión del Señor.
para que nos purifiquen,
nos hagan dignos de tu gracia
y nos conduzcan a los bienes eternos prometidos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de la Pasión del Señor.
Antífona de comunión Cf. Jn 11, 52
Cristo fue entregado para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Oración después de la comunión
SEÑOR, pedimos humildemente a tu majestad
que, así como nos fortaleces con el alimento
del santísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo,
nos hagas participar de su naturaleza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
que, así como nos fortaleces con el alimento
del santísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo,
nos hagas participar de su naturaleza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad libitum
Se puede añadir ad libitum
TEN piedad, Señor, de tu Iglesia suplicante
y atiende, compasivo,
los corazones que se humillan ante ti;
no permitas que los redimidos
por la muerte de tu Unigénito
se dejen seducir por el pecado,
ni sean víctimas de la adversidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
y atiende, compasivo,
los corazones que se humillan ante ti;
no permitas que los redimidos
por la muerte de tu Unigénito
se dejen seducir por el pecado,
ni sean víctimas de la adversidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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