Leccionario III (impar) - Lunes de la VIII semana del tiempo ordinario

Tiempo Ordinario

LUNES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Eclo 17, 24-29
Vuélvete al Altísimo y reconoce los juicios de Dios

Lectura del libro del Eclesiástico.

A los que se arrepienten Dios les permite volver,
     y consuela a los que han perdido la esperanza,
     y los hace partícipes de la suerte de los justos.
Retorna al Señor y abandona el pecado,
     reza ante su rostro y elimina los obstáculos.
Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia
     y detesta con toda el alma la abominación.
Reconoce los justos juicios de Dios,
     permanece en la suerte que te ha asignado
     y en la oración al Dios altísimo.
En el abismo ¿quién alabará al Altísimo
     como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?
Para el muerto, como quien no existe, desaparece la alabanza,
     solo el que está vivo y sano alaba al Señor.
¡Qué grande es la misericordia del Señor
     y su perdón para los que retornan a él!

Palabra de Dios.

Salmo responsorial 
Sal 31, 1b-2. 5. 6. 7 (R/.: 1a)
R/.   Alegraos, justos, y gozad con el Señor.

        V/.   Dichoso el que está absuelto de su culpa,
                a quien le han sepultado su pecado;
                dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
                y en cuyo espíritu no hay engaño.   R/.
         
        V/.   Había pecado, lo reconocí,
                no te encubrí mi delito;
                propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
                y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.   R/.

        V/.   Por eso, que todo fiel te suplique
                en el momento de la desgracia:
                la crecida de las aguas caudalosas
                no lo alcanzará.    R/.

        V/.   Tú eres mi refugio,
                me libras del peligro,
                me rodeas de cantos de liberación.    R/.


Aleluya
2 Co 8, 9
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.  Jesucristo, siendo rico,
       se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.   R/.

EVANGELIO
Mc 10, 17-27
Vende lo que tienes y sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
    «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
    «Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
    «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
    «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
    «¿Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
    «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
    «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
    «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Palabra del Señor.

© Conferencia Episcopal Española

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