Leccionario III (impar) - Martes de la II semana del tiempo ordinario

Tiempo Ordinario

MARTES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Heb 6, 10-20
La esperanza que tenemos delante es para nosotros como ancla segura y firme

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:
Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes.
Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.
Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo:
«Te llenaré de bendiciones
y te multiplicaré abundantemente»;
y así, perseverando, alcanzó lo prometido.
Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión.
De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante. La cual es para nosotros como anda del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial 
Sal 110, 1b-2. 4-5. 9 y 10c (R.: cf. 5b)
R/.   El Señor recuerda siempre su alianza.

O bien:

R/.   Aleluya.

        V/.   Doy gracias al Señor de todo corazón,
                en compañía de los rectos, en la asamblea.
                Grandes son las obras del Señor,
                dignas de estudio para los que las aman.   R/.

        V/.   Ha hecho maravillas memorables,
                el Señor es piadoso y clemente.
                Él da alimento a los que lo temen
                recordando siempre su alianza.   R/.

        V/.   Envió la redención a su pueblo,
                ratificó para siempre su alianza.
                Su nombre es sagrado y temible.
                La alabanza del Señor dura por siempre.    R/.


Aleluya
Cf. Ef 1, 17-18
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.  El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón,
       para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.   R/.

EVANGELIO
Mc 2, 23-28
El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

SUCEDIÓ que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado». 

Palabra del Señor.

© Conferencia Episcopal Española

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