MIÉRCOLES
Laudes
LECTURA BREVE Rm 6, 8-11
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. *Aleluya, aleluya. El Señor.
V/. El que por nosotros colgó del madero. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.
V/. El que por nosotros colgó del madero. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.
Benedictus, ant. Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar
con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta
la verdad plena. Aleluya.
PRECES
Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles, y
digámosle suplicantes:
Ilumínanos, Señor, con la claridad de Cristo.
Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque nos has llamado a entrar en tu luz maravillosa
— y te has compadecido de nosotros.
Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca,
— para que trabajemos por hacer más humana la vida de los hombres.
Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos
— que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.
Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia,
— para que en toda nuestra jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.
Ilumínanos, Señor, con la claridad de Cristo.
Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque nos has llamado a entrar en tu luz maravillosa
— y te has compadecido de nosotros.
Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca,
— para que trabajemos por hacer más humana la vida de los hombres.
Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos
— que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.
Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia,
— para que en toda nuestra jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.
Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.
Hora intermedia
Tercia
LECTURA BREVE Cf. Rm 4, 24-25
Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.
R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.
Sexta
LECTURA BREVE 1Jn 5, 5-6a
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre.
V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R/. Al ver al Señor. Aleluya.
R/. Al ver al Señor. Aleluya.
Nona
LECTURA BREVE Cf. Ef 4, 23-24
Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.
R/. Porque atardece. Aleluya.
La oración como en Laudes.
R/. Porque atardece. Aleluya.
La oración como en Laudes.
Vísperas
En los lugares donde la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la semana VI del Tiempo Pascual, I Vísperas de dicha solemnidad.
LECTURA BREVE Hb 7, 24-27
Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día –como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
R/. Los discípulos se llenaron de alegría. *Aleluya, aleluya. Los discípulos.
V/. Al ver al Señor. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.
Magníficat, ant. El Espíritu me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Aleluya.
PRECES
Imploremos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los
muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna, y digámosle:
Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.
Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos,
— convierte nuestros corazones, para que andemos en una vida nueva.
Tú que, cuando andábamos descarriados como ovejas, nos has hecho volver al pastor y guardián de nuestras vidas,
— consérvanos en la fidelidad al Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.
Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,
— haz que los hijos de este pueblo reconozcan el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.
Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestro hermanos abandonados,
— y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.
Tú que llamaste ante ti a Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha,
— recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.
Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.
Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos,
— convierte nuestros corazones, para que andemos en una vida nueva.
Tú que, cuando andábamos descarriados como ovejas, nos has hecho volver al pastor y guardián de nuestras vidas,
— consérvanos en la fidelidad al Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.
Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,
— haz que los hijos de este pueblo reconozcan el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.
Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestro hermanos abandonados,
— y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.
Tú que llamaste ante ti a Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha,
— recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.
Padre nuestro.
Oración
Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos
en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva
con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor
Jesucristo.
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