Misal Romano - Misas de difuntos, en las exequias de los niños

Misas de difuntos

V. EN LAS EXEQUIAS DE LOS NIÑOS

A) En las exequias de un niño bautizado

Antífona de entrada          Mt 25, 34
Venid vosotros, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. (T.P. Aleluya.)

Oración colecta
Dios de amor y de clemencia,
que en los planes de tu sabiduría
has querido llamar a ti,
desde el mismo umbral de la vida,
a este niño N., a quien hiciste
hijo tuyo de adopción en el bautismo,
escucha con bondad nuestra plegaria
y reúnenos un día con él en tu gloria,
donde creemos que vive ya contigo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Santifica, Señor, nuestras ofrendas
y concede a estos padres,
que con dolor te devuelven
el hijo que de ti habían recibido,
el gozo de abrazarlo nuevamente,
llenos de alegría, en tu reino.
Por Jesucristo nuestro Señor.


Antífona de la comunión          Cf. Rm 6, 4. 8
Sepultados por el bautismo con Cristo en la muerte, creemos que también viviremos con él. (T.P. Aleluya.)

Oración después de la comunión
Por la comunión del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
muerto en la cruz y resucitado a nueva vida,
has alimentado, Señor, en nosotros
la esperanza de la vida eterna;
concede, pues, a los que han participado
en estos santos misterios,
ayuda en las dificultades
y consuelo en las lágrimas de esta vida.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Otras oraciones

Oración colecta
Señor, tú que conoces nuestra profunda tristeza
por la muerte de este niño,
concede a quien acatamos con dolor
tu voluntad de llevártelo
el consuelo de creer
que vive eternamente contigo en la gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Dígnate, Señor, recibir esta ofrenda
como signo de nuestro total abandono en tus manos,
y a los que nos sometemos con paz y confianza
a los designios de tu providencia,
ayúdanos con el consuelo de saber
que cuidas amorosamente de nosotros.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la comunión
Señor, tú que has llamado a este niño
y le has dado ya parte en tu reino,
admite también a tu mesa celestial
a los que acabas de alimentar en la mise de la eucaristía.
Por Jesucristo nuestro Señor.

B) En las exequias de un niño no bautizado

Si algún niño, a quien los padres querían bautizar, muere antes del bautismo, el Ordinario del lugar, considerando las circunstancias pastorales, puede permitir que se celebran las exequias en la misma casa del difunto, o también el tipo de exequias que se emplean para los demás en la región.

En esta clase de exequias se hará normalmente una celebración de la liturgia de la palabra, como se especifica en el Ritual. Si alguna vez se considera conveniente la celebración de la misa, utilícense los texto que siguen.

En la catequesis se ha de tener muy en cuenta no oscurecer ante los fieles la doctrina de la necesidad del bautismo.

Antífona de entrada          Ap 21, 4
Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.

Oración colecta
Recibe las súplicas de tus fieles, Señor,
y conforta con la esperanza de tu misericordia
a quienes se siente abatidos por la pérdida de su hijo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh Dios, conocedor de los corazones y consuelo del espíritu,
tú conoces la fe de estos padres;
dales el consuelo de creer
que el hijo, cuya muerte lloran,
está en manos de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Dígnate, Señor, recibir esta ofrenda
como signo de nuestro total abandono en tus manos,
y a los que nos sometemos con paz y confianza
a los designios de tu providencia,
ayúdanos con el consuelo de saber
que cuidas amorosamente de nosotros.
Por Jesucristo nuestro Señor.


Antífona de la comunión           Is 25, 8
El Señor aniquilará la muerte para siempre y Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros.

Oración después de la comunión
Por la comunión del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
muerto en la cruz y resucitado a nueva vida,
has alimentado, Señor, en nosotros
la esperanza de la vida eterna;
concede, pues, a los que han participado
en estos santos misterios,
ayuda en las dificultades
y consuelo en las lágrimas de esta vida.
Por Jesucristo nuestro Señor.

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