LUNES
Laudes
LECTURA BREVE Is 2, 3
Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.
RESPONSORIO BREVE
R/. Sobre ti, Jerusalén, * Amanecerá el Señor. Sobre ti.
V/. Su gloria aparecerá sobre ti. * Amanecerá el Señor. Gloria al Padre. Sobre ti.
Benedictus, ant. Dice el Señor: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Aleluya.
PRECES
Oremos, hermanos, a Cristo, el redentor, que viene a librar del poder de la
muerte a los que se convierten a él, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Que al anunciar tu venida, Señor,
— nuestro corazón se siente libre de toda vanidad.
Que la Iglesia, que tú fundaste,
— glorifique, Señor, tu nombre por todo el mundo.
Que tu ley, Señor, sea luz para nuestros ojos
— y sirva de protección a los pueblos que confiesan tu nombre.
Tú que por la Iglesia nos anuncias el gozo de tu venida,
— concédenos también el deseo de recibirte.
Ven, Señor Jesús.
Que al anunciar tu venida, Señor,
— nuestro corazón se siente libre de toda vanidad.
Que la Iglesia, que tú fundaste,
— glorifique, Señor, tu nombre por todo el mundo.
Que tu ley, Señor, sea luz para nuestros ojos
— y sirva de protección a los pueblos que confiesan tu nombre.
Tú que por la Iglesia nos anuncias el gozo de tu venida,
— concédenos también el deseo de recibirte.
Padre nuestro.
Oración
Señor, suban a tu presencia nuestras súplicas y colma en tus siervos los
deseos de llegar a conocer en plenitud el misterio admirable de la encarnación
de tu Hijo. Que vive y reina contigo.
Hora intermedia
Tercia
Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de la Virgen María.
LECTURA BREVE Cf. Is 10, 20-21
Aquel día, el resto de Israel, los supervivientes de Jacob, se apoyarán sinceramente en el Señor, el Santo de Israel. Un resto volverá, un resto de Jacob, al Dios guerrero.
V/. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R/. Los reyes del mundo, tu gloria.
Sexta
Ant. El ángel Gabriel dijo a María: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres».
LECTURA BREVE Cf. Is 10, 24.27
Esto dice el Señor de los ejércitos: «Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas. Aquel día, la carga resbalará de tu hombro, arrancarán el yugo de tu cuello».
V/. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R/. Visítanos con tu salvación.
Ant. Dijo María: «¿Qué saludo es éste que me turba? ¿Voy a dar a luz al Rey sin romper los sellos de mi virginidad?»
LECTURA BREVE Cf. Is 13, 22b-14, 1a
Ya está a punto de llegar su hora, sus días no tardarán. El Señor se apiadará de Jacob, volverá a escoger a Israel.
V/. Ven, Señor, y no tardes.
R/. Perdona los pecados de tu pueblo.
La oración como en Laudes.
La oración como en Laudes.
Vísperas
LECTURA BREVE Flp 3, 20b-21
Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo.
RESPONSORIO BREVE
R/. Despierta tu poder y ven a salvarnos, * Señor Dios de los ejércitos. Despierta.
V/. Que brille tu rostro y nos salve. * Señor Dios de los ejércitos. Gloria al Padre. Despierta.
Magníficat, ant. Mira, el Rey viene, el Señor de la tierra, y él romperá el yugo
de nuestra cautividad.
PRECES
Supliquemos, hermanos, a Cristo, juez de vivos y muertos, y digámosle
confiados:
Ven, Señor Jesús.
Haz, Señor, que tu justicia, que pregonan los cielos, también la reconozca el mundo,
— para que tu gloria habite en nuestra tierra.
Tú que por nosotros quisiste ser débil en tu humanidad,
— fortalece a los hombres con la fuerza de tu divinidad.
Ven, Señor, y con la luz de tu palabra
— ilumina a los que viven sumergidos en las tinieblas de la ignorancia.
Tú que con tu humillación borraste nuestros pecados,
— por tu glorificación llévanos a la felicidad eterna.
Tú que vendrás a juzgar al mundo con gloria y majestad,
— lleva a nuestros hermanos difuntos al reino de los cielos.
Ven, Señor Jesús.
Haz, Señor, que tu justicia, que pregonan los cielos, también la reconozca el mundo,
— para que tu gloria habite en nuestra tierra.
Tú que por nosotros quisiste ser débil en tu humanidad,
— fortalece a los hombres con la fuerza de tu divinidad.
Ven, Señor, y con la luz de tu palabra
— ilumina a los que viven sumergidos en las tinieblas de la ignorancia.
Tú que con tu humillación borraste nuestros pecados,
— por tu glorificación llévanos a la felicidad eterna.
Tú que vendrás a juzgar al mundo con gloria y majestad,
— lleva a nuestros hermanos difuntos al reino de los cielos.
Padre nuestro.
Oración
Señor, suban a tu presencia nuestras súplicas y colma en tus siervos los
deseos de llegar a conocer en plenitud el misterio admirable de la encarnación
de tu Hijo. Que vive y reina contigo.
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