Agosto
6 de agosto
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
Fiesta
La Transfiguración es un anticipo del triunfo glorioso de Cristo, que instaura un reino eterno.
I Vísperas
(Cuando esta fiesta coincide con un domingo)
HIMNO, como en las II Vísperas.
SALMODIA
Ant. 1. Jesús tomó consigo a sus discípulos y subió a lo alto de la montaña, y se transfiguró delante de ellos.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant. Jesús tomó consigo a sus discípulos y subió a lo alto de la montaña, y se transfiguró delante de ellos.
Ant. 2. Se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.
Salmo 116
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Ant. Se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.
Ant. 3. Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
El cántico siguiente se dice con Aleluya, tal como está aquí, solamente cuando el Oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir Aleluya solo al principio y al final de cada estrofa.
Cántico
Cf. Ap 19,1-2.5-7
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
(R/. Aleluya.)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R/. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
(R/. Aleluya.)
los que le teméis, pequeños y grandes.
R/. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
(R/. Aleluya.)
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R/. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
(R/. Aleluya.)
su esposa se ha embellecido.
R/. Aleluya, (aleluya).
Ant. Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
LECTURA BREVE Flp 3, 20-21
Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo.
RESPONSORIO BREVE
R/. Apareciste glorioso en presencia del Señor. *Aleluya, aleluya.
V/. Él te ha vestido de majestad. *Aleluya, aleluya.Gloria al Padre. Apareciste.
Magníficat, ant. Cristo Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, sostiene el universo con su palabra poderosa y, habiendo realizado la purificación de los pecados, en una montaña alta ha manifestado hoy su gloria.
PRECES, como en las II Vísperas.
La oración como en Laudes.
Invitatorio
Ant. Venid, adoremos al supremo Rey de la gloria.
El salmo invitatorio como en el Ordinario.
Laudes
HIMNO
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado.
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Mas no a mí solo,
purifica también
a todos los hijos de tu Padre
que te rezan conmigo o te rezaron,
o que acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el Padrenuestro.
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Si acaso no te saben, o te dudan
o te blasfeman, límpiales el rostro
como a ti la Verónica;
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, como te veo.
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Que todos puedan, en la misma nube
que a ti te envuelve,
despojarse del mal y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí, con todos ellos, transfigúrame.
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Ant. 1. Hoy el rostro de nuestro Señor Jesucristo resplandeció en la montaña como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve.
Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I.
Ant. 2. Hoy el Señor se transfiguró y fue testimoniado por la voz del Padre; se aparecieron radiantes Moisés y Elías, y hablaban con Jesús de su muerte, que iba a consumar.
Ant. 3. La ley se dio por medio de Moisés, y la profecía por medio de Elías, los cuales fueron vistos hablando con el Señor, resplandecientes en la montaña.
LECTURA BREVE Ap 21,10.23
El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero.
RESPONSORIO BREVE
R/. Lo coronaste de gloria y dignidad, Señor. *Aleluya, aleluya.
V/. Le diste el mando sobre las obras de tus manos. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Lo coronaste.
Benedictus, ant. Una voz, desde la nube, decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo». Aleluya.
PRECES
Dirijámonos confiados al Padre, que maravillosamente transfiguró a Jesucristo, nuestro Salvador, en la montaña, delante de sus discípulos, y digámosle:
Tu luz, Señor, nos haga ver la luz.
Padre clementísimo, que transfiguraste a tu Hijo amado y te manifestaste a ti mismo en la nube luminosa,
— haz que oigamos con fiel disposición la palabra de Cristo.
Oh Dios, que nutriste de lo sabroso de tu casa a los discípulos elegidos y les diste a beber del torrente de tus delicias,
— otórganos que encontremos en el cuerpo de Cristo el manantial de nuestra vida.
Oh Dios, que hiciste que brillara la luz del seno de la tiniebla y has brillado en nuestros corazones para que contemplemos tu gloria, reflejada en Cristo Jesús,
— fomenta en nosotros el espíritu de contemplación de tu Hijo amado.
Oh Dios, que nos llamaste a una vida santa por tu gracia, que ahora se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo,
— saca a la luz entre los hombres la vida inmortal, por medio del Evangelio.
Padre amantísimo, que nos has tenido un amor tan grande que nos llamamos hijos de Dios, y lo somos verdaderamente,
— concédenos que, cuando Cristo se manifieste, nos hagamos semejantes a él.
Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, que en la gloriosa transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos, concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el predilecto, seamos un día coherederos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Hora intermedia
Los salmos, del día correspondiente. La salmodia complementaria de las series II y III.
Tercia
Ant. Jesús apareció transfigurado entre Moisés y Elías, para recibir el testimonio de la ley y los profetas.
LECTURA BREVE Ex 19, 8b-9
Moisés comunicó al Señor la respuesta del pueblo, y el Señor le dijo: «Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te digo, y te crea en adelante».
V/. Eres el más bello de los hombres.
R/. En tus labios se derrama la gracia.
Sexta
Ant. El Señor Dios, nuestro salvador, sacó a la luz la vida inmortal por medio del Evangelio.
LECTURA BREVE Ex 33,9.11
Cuando Moisés entraba en la «tienda del encuentro», la columna de nube bajaba y se quedaba a la entrada de la tienda, mientras él hablaba con el Señor, y el Señor hablaba con Moisés. El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo.
V/. Contemplad al Señor y quedaréis radiantes.
R/. Vuestro rostro no se avergonzará.
Nona
Ant. Al oír los discípulos la voz del Padre, cayeron de bruces, llenos de espanto.
LECTURA BREVE 2Co 3, 18
Nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu.
V/. En ti, Señor, está la fuente viva.
R/. Y tu luz nos hace ver la luz.
La oración como en Laudes.
II Vísperas
HIMNO
Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Vea quien quisiere
rosas y jazmines,
que, si yo te viere,
veré mil jardines;
flor de serafines,
Jesús Nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
No quiero contento,
mi Jesús ausente,
pues todo es tormento
a quien esto siente;
sólo me sustente
tu amor y deseo,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Gloria, gloria al Padre,
gloria, gloria al Hijo,
gloria para siempre
igual al Espíritu.
Gloria de la tierra
suba hasta los cielos.
Véante mis ojos,
muérame yo luego. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos.
Salmo 109, 1-5. 7
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Ant. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos.
Ant. 2. Una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».
Salmo 120
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
Él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Ant. Una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».
Ant. 3. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Aleluya.
Cántico
Cf. 1Tm 3, 16
R/. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, manifestado en la carne,
justificado por el Espíritu.
R/. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, contemplado por los ángeles,
predicado a los paganos.
R/. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, creído en el mundo,
llevado a la gloria.
R/. Alabad al Señor, todas las naciones.
Ant. 3. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8,16-17
El mismo Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.
RESPONSORIO BREVE
R/. Honor y majestad lo preceden. *Aleluya, aleluya.
V/. Fuerza y esplendor están en su templo. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Honor.
Magníficat, ant. Al oír la voz, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis». Aleluya.
PRECES
Dirijámonos confiados a nuestro Salvador, maravillosamente transfigurado en la montaña, delante de sus discípulos, y digámosle:
¡Dios nuestro, alumbra nuestras tinieblas!
A Ti, Cristo, que, transfigurado, revelaste la resurrección a tus discípulos antes de la pasión, te rogamos por tu Iglesia santa, que sufre y trabaja en el mundo,
— para que, en la tribulación, siempre se transfigure con el gozo de tu victoria.
A Ti, Cristo, que tomaste a Pedro, a Santiago, y a Juan, y te los llevaste aparte a una montaña alta, te pedimos por el Papa N. y los obispos,
— para que sirvan a tu pueblo en la esperanza de la resurrección.
A Ti, Cristo, que en la montaña irradiaste el esplendor de tu rostro sobre Moisés y Elías, te pedimos por los judíos, el pueblo antaño por ti elegido,
— a fin de que consigan llegar a la plenitud de la redención.
A ti, Cristo, que iluminaste la tierra cuando la gloria del Creador amaneció sobre ti, te pedimos por los hombres de buena voluntad,
— a fin de que caminen al resplandor de tu luz.
A Ti, Cristo, que transformarás nuestro cuerpo humilde según el modelo de tu cuerpo glorioso, te pedimos por nuestros hermanos difuntos,
— para que entren en tu gloria.
Padre nuestro.
La oración como en Laudes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario