Diurnal - Natividad del Señor

Tiempo de Navidad

25 de diciembre
NATIVIDAD DEL SEÑOR
Solemnidad

I Vísperas

HIMNO

Hoy grande gozo en el cielo
     todos hacen,
porque en un barrio del suelo
     nace Dios.
¡Qué gran gozo y alegría
     tengo yo!

Mas no nace solamente
     en Belén,
nace donde hay un caliente
     corazón.
¡Qué gran gozo y alegría
     tengo yo!

Nace en mí, nace en cualquiera,
     si hay amor;
nace donde hay verdadera
     comprensión.
¡Qué gran gozo y alegría
     tiene Dios! Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El Rey de la paz ha sido glorificado, y toda la tierra desea contemplar su rostro.

Salmo 112

Alabad, siervos del Señor,
     alabad del nombre del Señor.
     Bendito sea el nombre del Señor,
     ahora y por siempre:
     de la salida del sol hasta su ocaso,
     alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
     su gloria sobre los cielos.
     ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
     que se eleva en su trono
     y se abaja para mirar
     al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
     alza de la basura al pobre,
     para sentarlo con los príncipes,
     los príncipes de su pueblo;
     a la estéril le da un puesto en la casa,
     como madre feliz de hijos.

Ant. El Rey de la paz ha sido glorificado, y toda la tierra desea contemplar su rostro.

Ant. 2. Envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.

Salmo 147

Glorifica al Señor, Jerusalén:
     alaba a tu Dios, Sión:
     que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
     y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
     ha puesto paz en tus fronteras,
     te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
     y su palabra corre veloz;
     manda la nieve como lana,
     esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
     y con el frío congela las aguas;
     envía una orden, y se derriten;
     sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
     sus decretos y mandatos a Israel;
     con ninguna nación obró así,
     ni les dio a conocer sus mandatos.

Ant. Envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.

Ant. 3. El que era la Palabra substancial del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha despojado de su rango haciéndose carne por nosotros.

Cántico
Flp 2,6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
     no hizo alarde de su categoría de Dios;
     al contrario, se despojó de su rango
     y tomó la condición de esclavo,
     pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
     se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
     y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
     y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
     de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
     en el cielo, en la tierra, en el abismo,
     y toda lengua proclame:
     Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Ant. El que era la Palabra substancial del Padre, engendrado antes del tiempo, se ha despojado de su rango haciéndose carne por nosotros.

LECTURA BREVE              Ga 4,4-5

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

RESPONSORIO BREVE

R/. Hoy * Sabréis que viene el Señor. Hoy.
V/. Y mañana veréis su gloria. * Sabréis. Gloria al Padre. Hoy.

Magníficat, ant. Cuando salga el sol, veréis al Rey de reyes, que viene del Padre, como el esposo sale de su cámara nupcial.

PRECES

Adoremos a Cristo, que se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado, y supliquémosle con fe ardiente, diciendo:

Por tu nacimiento, socorre, Señor, a quienes has redimido.

Tú que al entrar en el mundo has inaugurado el tiempo nuevo anunciado por los profetas,
—haz que tu Iglesia se rejuvenezca siempre.

Tú que asumiste las debilidades de los hombres,
—dígnate ser luz para los ciegos, fuerza para los débiles, consuelo para los tristes.

Tú que naciste pobre y humilde,
—mira con amor a los pobres y dígnate consolarlos.

Tú que por tu nacimiento terreno anuncias a todos la alegría de una vida sin fin,
—alegra a los agonizantes con la esperanza de un nacimiento eterno.

Tú que descendiste al mundo para que los hombres pudieran ascender al cielo,
—admite en tu gloria a todos los difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Señor y Dios nuestro, que cada año nos alegras con la fiesta esperanzadora de nuestra redención, concédenos que así como ahora acogemos gozosos a tu Hijo como redentor, lo recibamos también confiados cuando venga como juez. Por nuestro Señor Jesucristo.

Invitatorio

Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

El salmo invitatorio como en el Ordinario.

Según las normas de la Ordenación general de la Liturgia de las Horas (núm. 11), la adecuación de las Horas del Oficio con el tiempo real impide la celebración de Laudes inmediatamente después de la Misa de medianoche.

Laudes

HIMNO

Hermanos, Dios ha nacido
sobre un pesebre. Aleluya.
Hermanos, cantad conmigo:
«Gloria a Dios en las alturas».

Desde su cielo ha traído
mil alas hasta su cuna.
Hermanos, cantad conmigo:
«Gloria a Dios en las alturas».

Hoy mueren todos los odios
y renacen las ternuras.
Hermanos, cantad conmigo:
«Gloria a Dios en las alturas».

El corazón más perdido
ya sabe que alguien le busca.
Hermanos, cantad conmigo:
«Gloria a Dios en las alturas».

El cielo ya no está solo,
la tierra ya no está a oscuras.
Hermanos, cantad conmigo:
«Gloria a Dios en las alturas». Amén.

Ant. 1. «¿A quién habéis visto, pastores? Hablad, contádnoslo. ¿Quién se ha aparecido en la tierra?» «Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al Señor». Aleluya.

Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I del Salterio.

Ant. 2. El ángel dijo a los pastores: «Os anuncio una gran alegría: hoy os ha nacido el Salvador del mundo». Aleluya.

Ant. 3. Hoy nos ha nacido un niño que se llamará Dios fuerte. Aleluya.

LECTURA BREVE                   Hb 1,1-2

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha revelado, * Aleluya, aleluya. El Señor.
V/. Su salvación. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus, ant. Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, Palabra eterna del Padre, engendrado antes de los siglos y nacido por nosotros en el tiempo, y aclamémosle, diciendo:

Que se goce la tierra, Señor, ante tu venida.

Cristo, Palabra eterna, que al venir al mundo anunciaste la alegría a la tierra,
—alegra nuestros corazones con la gracia de tu visita.

Salvador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios,
—haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro bautismo.

Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los hombres,
—conserva nuestras vidas en tu paz.

Señor, tú que viniste para ser la vid verdadera que nos diera el fruto de vida,
—haz que permanezcamos siempre en ti y demos fruto abundante.

Padre nuestro.

Oración

Concede, Señor todopoderoso, a los que vivimos inmersos en la luz de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia

SALMODIA

Antífona

Tercia: José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él.

Sexta: María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Nona: Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

Salmo 18 B

La ley del Señor es perfecta
     y es descanso del alma;
     el precepto del Señor es fiel
     e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos
     y alegran el corazón;
     La norma del Señor es límpida
     y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura
     y eternamente estable;
     los mandamientos del Señor son verdaderos
     y enteramente justos.

Más preciosos que el oro,
     más que el oro fino;
     más dulces que la miel
     de un panal que destila.

Aunque tu siervo vigila
     para guardarlos con cuidado,
     ¿quién conoce sus faltas?
     Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
     para que no me domine:
     así quedaré libre e inocente
     del gran pecado.

Que te agraden las palabras de mi boca,
     y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
     Señor, roca mía, redentor mío.

Salmo 46

Pueblos todos, batid palmas,
     aclamad a Dios con gritos de júbilo;
     porque el Señor es sublime y terrible,
     emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos
     y nos sojuzga las naciones;
     él nos escogió por heredad suya:
     gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
     el Señor; al son de trompetas:
     tocad para Dios, tocad,
     tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:
     tocad con maestría.
     Dios reina sobre las naciones,
     Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
     con el pueblo de Dios de Abrahán;
     porque de Dios son los grandes de la tierra,
     y él es excelso.

Salmo 47

Grande es el Señor y muy digno de alabanza
     en la ciudad de nuestro Dios,
     su monte santo, altura hermosa,
     alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,
     ciudad del gran rey;
     entre sus palacios,
     Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron
     para atacarla juntos;
     pero, al verla, quedaron aterrados
     y huyeron despavoridos;

allí los agarró un temblor
     y dolores como de parto;
     como un viento del desierto,
     que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto
     en la ciudad del Señor de los ejércitos,
     en la ciudad de nuestro Dios:
     que Dios la ha fundado para siempre.

Oh Dios, meditamos tu misericordia
     en medio de tu templo:
     como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
     llega al confín de la tierra;

tu diestra está llena de justicia:
     el monte Sión se alegra,
     las ciudades de Judá se gozan
     con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión,
     contando sus torreones;
     fijaos en sus baluartes,
     observad sus palacios,

para poder decirle a la próxima generación:
     «Éste es el Señor, nuestro Dios».
     Él nos guiará por siempre jamás.

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

Tercia

Ant. José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él.

LECTURA BREVE           Tt 2,11-12

Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa.

V/. El Señor se acordó de su misericordia. Aleluya.
R/. Y de su fidelidad en favor de la casa de Israel. Aleluya.

Oración

Oh Dios que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de un modo más admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo.

Sexta

Ant. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

LECTURA BREVE                 1Jn 4,9

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.

V/. Los confines de la tierra han contemplado. Aleluya.
R/. La salvación de nuestro Dios. Aleluya.

La oración como en Tercia.

Nona

Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

LECTURA BREVE                      Hch 10,36

Dios envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran. Aleluya.
R/. La justicia y la paz se besan. Aleluya.

La oración como en Tercia.

II Vísperas

HIMNO

Te diré mi amor, Rey mío,
en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.

Te diré mi amor, Rey mío,
con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.

Te diré mi amor, Rey mío,
adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizá con gotas de sangre.

Te diré mi amor, Rey mío,
con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.

Te diré mi amor, Rey mío,
con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.

Te diré mi amor, Rey mío,
¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro valle! Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor:
     «Siéntate a mi derecha,
     y haré de tus enemigos
     estrado de tus pies».
     Desde Sión extenderá el Señor
     el poder de tu cetro:
     somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
     entre esplendores sagrados;
     yo mismo te engendré, como rocío,
     antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
     «Tú eres sacerdote eterno,
     según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
     quebrantará a los reyes.
     En su camino beberá del torrente,
     por eso levantará la cabeza.

Ant. Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.

Ant. 2. Del Señor viene la misericordia y la redención copiosa.

Salmo 129

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
     Señor, escucha mi voz;
     estén tus oídos atentos
     a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
     ¿quién podrá resistir?
     Pero de ti procede el perdón,
     y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
     espera en su palabra;
     mi alma aguarda al Señor,
     más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
     como el centinela la aurora;
     porque del Señor viene la misericordia,
     la redención copiosa;
     y Él redimirá a Israel
     de todos sus delitos.

Ant. Del Señor viene la misericordia y la redención copiosa.

Ant. 3. En el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Salvador del mundo.

Cántico
Col 1,12-20
Damos gracias a Dios Padre,
     que nos ha hecho capaces de compartir
     la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
     y nos ha trasladado al reino de tu Hijo querido,
     por cuya sangre hemos recibido la redención,
     el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
     primogénito de toda criatura;
     porque por medio de él
     fueron creadas todas las cosas:
     celestes y terrestres, visibles e invisibles,
     Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
     todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
     Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
     Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
     y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
     Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
     los del cielo y los de la tierra,
     haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Ant. En el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Salvador del mundo.

LECTURA BREVE               1Jn 1,1-3

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

R/. La Palabra se hizo carne. * Aleluya, aleluya. La Palabra.
V/. Y acampó entre nosotros. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. La Palabra.

Magníficat, ant. Hoy ha nacido Jesucristo; hoy ha aparecido el Salvador; hoy en la tierra cantan los ángeles, se alegran los arcángeles; hoy saltan de gozo los justos, diciendo: «Gloria a Dios en el cielo». Aleluya.

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, ante cuyo nacimiento los ángeles anunciaron la paz a la tierra, y supliquémosle, diciendo:

Que tu nacimiento, Señor, traiga la paz a todos los hombres.

Tú que con el misterio de Navidad consuelas a la Iglesia,
—cólmala también de todos tus bienes.

Tú que has venido como pastor supremo y guardián de nuestras vidas,
—haz que el papa y todos los obispos sean buenos administradores de la múltiple gracia de Dios.

Rey de la eternidad, que al nacer quisiste experimentar las limitaciones humanas sometiéndote a la brevedad de una vida como la nuestra,
—haz que nosotros, que somos caducos y mortales, participemos de tu vida eterna.

Tú que, esperado durante largos siglos, viniste en el momento culminante de la historia,
—manifiesta tu presencia a los que aún te están esperando.

Tú que, hecho carne, restauraste la naturaleza humana corrompida por la muerte,
—concede la plena salvación a los difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de un modo más admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo.

Excepto en las solemnidades y en el domingo de la Sagrada Familia, durante la Octava de Navidad las Vísperas son siempre del día infraoctavo, aunque las otras Horas sean de la fiesta del día.

Todos los días de la Octava se dice cualquiera de las dos Completas del domingo (Domingo después de primeras Vísperas u Domingo después de segundas Vísperas).

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