Archidiócesis de Zaragoza - Conmemoración de la venida de la Santísima Virgen a Zaragoza

2 de enero
Conmemoración de la venida
de la Santísima Virgen a Zaragoza
Fiesta

Antífona de entrada Ap 21,3
Oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el “Dios con ellos” será su Dios».

O bien: 1Re 9,3
Consagro este templo que me has construido para poner en Él mi nombre para siempre; mis ojos y mi corazón estarán en él por siempre.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh Dios, que de modo inefable has edificado
un templo santo para tu Hijo,
con la presencia singular de Santa María la Virgen,
concédenos adorarte en el Espíritu Santo y en la verdad,
siguiendo fielmente la gracia del bautismo,
para merecer convertimos nosotros también
en templos vivos de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor,
los dones que te presentamos con alegría
en la conmemoración de la venida de santa María del Pilar,
cuya vida es para nosotros modelo de oración y de alabanza,
y concédenos vivir como ella para ofrecerte un sacrificio verdadero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio:

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque te has preparado una morada en nosotros,
purificada e iluminada por el Espíritu Santo
y santificada con tu presencia.

La Virgen María,
por el misterio de la encarnación,
y por su fe obediente,
se convirtió en templo singular de tu gloria,
casa de oro
adornada por el Espíritu con toda clase de virtudes,
palacio real resplandeciente por el fulgor de la Verdad,
ciudad santa que alegran los ríos de la gracia,
arca de la nueva Alianza que contiene al Autor de la nueva ley,
Jesucristo, Señor nuestro.

Por él,
los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces
cantando tu alabanza:

Santo, Santo, Santo es el Señor…

Antífona de comunión  Cf. Sal 45
Dichosa eres, Virgen María, morada consagrada del Altísimo; teniendo a Dios en medio, no vacilas.

Oración después de la comunión
Alimentados con esta eucaristía,
haz, Señor, que te sirvamos con una conducta libre de pecado
y, siguiendo el ejemplo de la Virgen María,
te veneremos presente en nuestros hermanos
y proclamemos con ella tu grandeza,
alabándote sinceramente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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