Misal Romano - La Dedicación de la basílica de Letrán

Propio de los Santos
Noviembre

9 de noviembre
LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN
Fiesta

Antífona de entrada Cf Ap 21, 2
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Señor, tú que edificas el templo eterno de tu gloria
con piedras vivas y escogidas,
derrama sobre tu Iglesia
los dones del Espíritu Santo,
para que tu pueblo fiel llegue un día
a transformarse en la Jerusalén celestial.
Por nuestro Señor Jesucristo

O bien:
Señor, Dios nuestro,
que has querido que tu pueblo se llamara Iglesia,
haz que, reunida en tu nombre,
te venere, te ame, te siga
y, guiada por ti,
alcance el reino que le has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, nuestras ofrendas
y concede a tu pueblo, unido en la plegaria,
ser fortalecido por tus sacramentos
y obtener lo que pide en sus oraciones.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio:
El misterio de la Iglesis,
que es esposa de Cristo y templo del Espíritu Santo

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque te has dignado habitar
en toda casa consagrada a la oración,
para hacer de nosotros,
con la ayuda constante de tu gracia,
templos del Espíritu Santo,
resplandecientes por la santidad de vida.

Con tu acción constante, Señor,
santificas a la Iglesia, esposa de Cristo,
simbolizada en edificios visibles,
para que así,
como madre gozosa por la multitud de sus hijos,
pueda ser presentada en la gloria de tu reino.

Por eso,
con todos los ángeles y santos,
te alabamos, proclamando sin cesar:

Santo, Santo, Santo...

Antífona de la comunión Cf. 1 Pe 2, 5
Nosotros somos piedras vivas, que sirven para construir el templo espiritual, el pueblo sacerdotal que pertenece a Dios.

Oración después de la comunión
Señor y Dios nuestro,
que has querido darnos en tu Iglesia
un signo temporal de la Jerusalén celeste,
concédenos, por esta comunión,
ser transformados aquí en templos de tu gracia
y entrar un día en el Reino de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario