DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Solemnidad
I Vísperas
HIMNO
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Aleluya.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Aleluya.
Ant. 2. Los apóstoles vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, y se posó encima de cada uno de ellos el Espíritu Santo. Aleluya.
Salmo 146
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Ant. Los apóstoles vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, y se posó encima de cada uno de ellos el Espíritu Santo. Aleluya.
Ant. 3. El Espíritu que procede del Padre, él me glorificará. Aleluya.
Cántico
Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Ant. El Espíritu que procede del Padre, él me glorificará. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8, 11
Si el Espíritu de Dios, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
RESPONSORIO BREVE
R/. El Espíritu Santo. *Aleluya, aleluya. El Espíritu.
V/. Será quien os lo enseñe todo. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.
Magníficat, ant. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor, tú que congregaste a los pueblos de todas las lenguas en la confesión de una sola fe. Aleluya.
PRECES
Celebremos la gloria de Dios, quien, al llegar a su término en Pentecostés los cincuenta días de Pascua, llenó a los apóstoles del Espíritu Santo y, con ánimo gozoso y confiado, supliquémosle, diciendo:
Envía tu Espíritu, Señor, y renueva el mundo.
Tú que al principio creaste el cielo y la tierra y, al llegar el momento culminante, recapitulaste en Cristo todas las cosas,
— por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la salvación.
Tú que soplaste un aliento de vida en el rostro de Adán,
— envía tu Espíritu a la Iglesia, para que, vivificada y rejuvenecida, comunique tu vida al mundo.
Ilumina a todos los hombres con la luz de tu Espíritu y disipa las tinieblas de nuestro mundo,
— para que el odio se convierta en amor, el sufrimiento en gozo y la guerra en paz.
Fecunda el mundo con tu Espíritu, agua viva que mana del costado de Cristo,
— para que la tierra entera se vea libre de las espinas de todo mal.
Tú que por obra del Espíritu Santo conduces sin césar a los hombres a la vida eterna,
— dígnate llevar, por este mismo Espíritu, a los difuntos al gozo eterno de tu presencia.
Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, que has querido que celebráramos el misterio pascual durante cincuenta días, renueva entre nosotros el prodigio de Pentecostés, para que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la diversidad de sus lenguas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Invitatorio
Ant. Aleluya. El Espíritu del Señor llena la tierra, venid, adorémosle. Aleluya.
El salmo invitatorio como en el Ordinario.
Laudes
HIMNO
¡El mundo brilla de alegría!
¡Se renueva la faz de la tierra!
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza
hasta que el Señor vuelva.
Ant. 1. ¡Oh cuán bueno y cuán suave es, Señor, tu Espíritu que habita en nosotros! Aleluya.
Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I.
Ant. 2. Manantiales y cuanto se mueve en las aguas, cantad un himno a Dios. Aleluya.
Ant. 3. Los apóstoles hablaban en lenguas extranjeras de las maravillas de Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 5, 30-32
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.
RESPONSORIO BREVE
R/. Se llenaron todos de Espíritu Santo. *Aleluya, aleluya. Se llenaron.
V/. Y empezaron a hablar. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Se llenaron.
Benedictus, ant. Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, el Señor, que ha congregado su Iglesia por el Espíritu Santo, y digámosle con fe:
Renueva, Señor, la faz de la tierra.
Señor Jesús, que, elevado en la cruz, hiciste que manaran torrentes de agua viva de tu costado,
— envíanos tu Espíritu Santo, fuente de vida
Tú que, glorificado por la diestra de Dios, derramaste sobre tus discípulos el Espíritu,
— envía este mismo Espíritu al mundo para que cree un mundo nuevo.
Tú que por el Espíritu Santo diste a los apóstoles el poder de perdonar los pecados,
— destruye el pecado en el mundo.
Tú que prometiste darnos el Espíritu Santo para que nos lo enseñara todo y nos fuera recordando todo lo que nos habías dicho,
— envíanos este Espíritu para que ilumine nuestra fe.
Tú que prometiste enviarnos el Espíritu de la verdad para que diera testimonio de ti,
— envíanos este Espíritu para que nos haga tus testigos fieles.
Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.
Hora intermedia
HIMNO, A nuestros corazones.
SALMODIA
Antífona
Tercia: El Espíritu Santo, viniendo del cielo, llenó invisiblemente el corazón de los apóstoles. Aleluya.
Sexta: Acrecienta, Señor, nuestra fe y, con el fuego de tu Espíritu, inflama nuestros corazones. Aleluya.
Nona: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Aleluya.
En una de estas Horas se dice el siguiente salmo:
Salmo 117
I
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.
II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
Él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«la diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
— Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
— Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
— Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.
— Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Para las otras Horas, salmodia complementaria.
Tercia
Ant. El Espíritu Santo, viniendo del cielo, llenó invisiblemente el corazón de los apóstoles. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Co 12, 13
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
V/. El Espíritu Santo. Aleluya.
R/. Será quien os lo enseñe todo. Aleluya.
Sexta
Ant. Acrecienta, Señor, nuestra fe y, con el fuego de tu Espíritu, inflama nuestros corazones. Aleluya.
LECTURA BREVE Tt 3, 5b-7
Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna.
V/. El Espíritu Santo será quien os enseñe. Aleluya.
R/. Todo lo que os he dicho. Aleluya.
Nona
Ant. No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Aleluya.
LECTURA BREVE 2 Co 1, 21-22
Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
V/. Los apóstoles hablaban en lenguas extranjeras. Aleluya.
R/. De las maravillas de Dios. Aleluya.
Oración
Dios todopoderoso, brille sobre nosotros el esplendor de tu gloria, y que el Espíritu Santo, luz de tu luz, fortalezca los corazones de los regenerados por tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor.
II Vísperas
HIMNO, como en las I Vísperas.
SALMODIA
Ant. 1. El Espíritu del Señor llena la tierra. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Ant. El Espíritu del Señor llena la tierra. Aleluya.
Ant. 2. Confirma, oh Dios, lo que has realizado en nosotros, desde tu santo templo de Jerusalén. Aleluya.
Salmo 113 A
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Ant. Confirma, oh Dios, lo que has realizado en nosotros, desde tu santo templo de Jerusalén. Aleluya.
Ant. 3. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Aleluya.
El cántico siguiente se dice con Aleluya, tal como está aquí, solamente cuando el Oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto, es suficiente decir Aleluya solo al principio y al final de cada estrofa.
Cántico
Cf. Ap 19, 1-2, 5-7
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
(R/. Aleluya.)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R/. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
(R/. Aleluya.)
los que le teméis, pequeños y grandes.
R/. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
(R/. Aleluya.)
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
(R/. Aleluya.)
su esposa se ha embellecido.
R/. Aleluya, (aleluya).
Ant. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Aleluya.
LECTURA BREVE Ef 4, 3-6
Esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios Padre de todo, que lo transciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
RESPONSORIO BREVE
R/. El Espíritu del Señor llena la tierra. *Aleluya, aleluya. El Espíritu.
V/. Y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido. *Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.
Magníficat, ant. Hoy han llegado a su término los días de Pentecostés, aleluya; hoy el Espíritu Santo, se apareció a los discípulos en forma de lenguas de fuego y los enriqueció con sus carismas, enviándolos a predicar a todo el mundo y a dar testimonio de que el que crea y se bautice se salvará. Aleluya.
PRECES
Oremos a Dios Padre, que, por medio de Cristo, ha congregado a la Iglesia, y digamos suplicantes:
Envía, Señor, a la Iglesia tu Espíritu Santo.
Tú que quieres que todos los hombres que nos llamamos cristianos, unidos por un solo bautismo en el mismo Espíritu, formemos una única Iglesia,
— haz que cuantos creen en ti sean un solo corazón y una sola alma.
Tú que con tu Espíritu llenaste la tierra,
— haz que los hombres construyan un mundo nuevo de justicia y de paz.
Señor, Padre de todos los hombres, que quieres reunir en la confesión de la única fe a tus hijos dispersos,
— ilumina a todos los hombres con la gracia del Espíritu Santo.
Tú que por tu Espíritu lo renuevas todo,
— concede la salud a los enfermos, el consuelo a los que viven tristes y la salvación a todos los hombres.
Tú que por tu Espíritu resucitaste a tu Hijo de entre los muertos,
— infunde nueva vida a los cuerpos de los que han muerto.
Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.
En la despedida se dice:
V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.
Termina el Tiempo Pascual.
Después del domingo de Pentecostés empieza el Tiempo Ordinario.
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