Misal Romano - La Presentación del Señor

Propio de los Santos
Febrero


2 de febrero
LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Fiesta

Bendición y procesión de las candelas

Primera forma: Procesión

1. En la hora más oportuna se reúnen todos en una iglesia o en otro lugar conveniente, fuera de la iglesia hacia la que va a encaminarse la procesión. Los fieles tienen en sus manos las candelas, apagadas.

2. Llega el sacerdote con sus ministros, revestidos con vestiduras blancas como para la misa, si bien puede el sacerdote usar el pluvial hasta que termine la procesión.

3. Se encienden las candelas mientras se canta la Antífona:

El Señor llega con poder. Iluminará los ojos de sus siervos. Aleluya.

U otro cántico apropiado.

4. El sacerdote saluda como de costumbre al pueblo y hace luego una breve monición para invitar a los fieles a celebrar esta fiesta de manera activa y consciente. Puede servirse de esta monición o de otra semejante:

Hace hoy cuarenta días hemos celebrado, llenos de gozo, la fiesta del Nacimiento del Señor. Hoy es el día en que Jesús fue presentado en el templo para cumplir la ley, pero sobre todo para encontrarse con el pueblo creyente. Impulsados por el Espíritu Santo, llegaron al templo los santos ancianos Simeón y Ana que, iluminados por el mismo Espíritu, conocieron al Señor y lo proclamaron con alegría. De la misma manera nosotros, congregados en una sola familia por el Espíritu Santo, vayamos a la casa de Dios, al encuentro de Cristo. Lo encontraremos y lo conoceremos en la fracción del pan, hasta que vuelva revestido de gloria.

5. Después de la monición, el sacerdote bendice las candelas diciendo con las manos juntas:

Oremos.
Oh Dios, fuente y origen de toda luz, 
que has mostrado hoy a Cristo, luz de las naciones, 
al justo Simeón: 
dígnate santificar con tu X bendición estos cirios; 
acepta los deseos de tu pueblo 
que, llevándolos encendidos en las manos, 
se ha reunido para cantar tus alabanzas,
y concédenos caminar por la senda del bien, 
para que podamos llegar a la luz eterna. 
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

O bien:

Oremos.
Oh Dios, luz verdadera, autor y dador de la luz eterna, 
infunde en el corazón de los fieles 
la luz que no se extingue, 
para que, cuantos son iluminados en tu templo 
por la luz de estos cirios, 
puedan llegar felizmente 
al esplendor de tu gloria. 
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

Y rocía las candelas con agua bendita, sin decir nada.

6. El sacerdote recibe su propia candela y comienza la procesión, después de decir:

Marchemos en paz al encuentro del Señor.

7. Durante la procesión se canta la siguiente Antífona con el cántico indicado u otro semejante:

I

Antífona: Luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Antífona: Luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador.

Antífona: Luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

A quien has presentado ante todos los pueblos.

Antífona Luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

II

Embellece tu trono, Sión, y recibe a Cristo Rey:
Abraza a María, la puerta del cielo,
pues ella conduce al Rey de la gloria
revestido de nueva luz.
Permanece Virgen llevando en sus manos
al Hijo nacido antes del lucero del alba.
Simeón lo tomó en sus brazos
y proclamó ante los pueblos
que es el Señor de la vida y de la muerte
y Salvador del mundo.

8. Al entrar la procesión en la iglesia se canta el introito de la misa. Llegado el sacerdote al altar, lo venera, y, si parece oportuno, lo inciensa. Va a la sede, se quita el pluvial, si es que lo ha usado en la procesión, y se pone la casulla; y, después del cántico del Gloria, dice la colecta. Y la misa prosigue como de costumbre.

Segunda forma: Entrada solemne

9. Los fieles, con las candelas en sus manos, se reúnen en la iglesia. El sacerdote, con vestiduras blancas, acompañado de los ministros y algunos fieles, va a un lugar adecuado, bien delante de la puerta de la iglesia, bien dentro del recinto sagrado, con tal de que los fieles puedan ver y participar cómodamente en el rito.

10. Una vez llegados al lugar elegido para la bendición, se encienden las candelas y se canta la Antífona: El Señor llega, o algún otro canto apropiado.

11. Tras el saludo y monición, el sacerdote bendice las candelas tal como se indica arriba en los núms. 4-5; y se organiza la procesión hacia el altar, con cánticos (núms. 6-7). Para la misa se observa lo ya indicado en el núm. 8.

Misa

Antífona de entrada (Sal 47, 10-11)
Oh Dios, hemos recibido tu misericordia en medio de tu templo. Como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra esta llena de justicia.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, 
te rogamos humildemente 
que, así como tu Hijo unigénito, 
revestido de nuestra humanidad, 
ha sido presentado hoy en el templo, 
nos concedas, de igual modo, a nosotros 
la gracia de ser presentados delante de ti 
con el alma limpia. 
Por nuestro Señor Jesucristo.

Cuando esta fiesta coincide con el domingo, se dice el Credo.

Oración sobre las ofrendas
Sea grata a tus ojos, Señor, 
la ofrenda que la Iglesia te presenta llena de alegría, 
a ti que has querido que tu Hijo unigénito 
se inmolara como cordero inocente 
por la salvación del mundo. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio:
El misterio de la Presentación del Señor

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque hoy, tu Hijo es presentado en el templo
y es proclamado por el Espíritu:
Gloria de Israel y luz de las naciones

Por eso,
nosotros, llenos de alegría
salimos al encuentro del Salvador,
mientras te alabamos con los ángeles y los santos
cantando sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor…

Antífona de comunión (Lc 2, 30-31)
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

Oración después de la comunión
Por estos sacramentos que hemos recibido,
llénanos de tu gracia, Señor,
tú que has colmado plenamente
la esperanza de Simeón;
y así como a él no le dejaste morir
sin haber tenido en sus brazos a Cristo,
concédenos a nosotros,
que caminamos al encuentro del Señor,
merecer el premio de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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