Diurnal - Domingo de la semana II

Salterio

SEMANA II

DOMINGO 

Oración del atardecer
I Vísperas

V/. Dios mío, ven en mi auxilio. Gloria al Padre. Como era (Excepto en Cuaresma: Aleluya).

HIMNO

En Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, se dice el himno que se indica al principio de cada uno de los tiempos.

Tiempo Ordinario:

      ¡Luz que te entregas!, 
      ¡luz que te niegas!, 
      a tu busca va el pueblo de noche: 
      alumbra su senda. 

Dios de la luz, presencia ardiente 
sin meridiano ni frontera: 
vuelves la noche mediodía, 
ciegas al sol con tu derecha. 

Como columna de la aurora, 
iba en la noche tu grandeza; 
te vio el desierto, y destellaron 
luz de tu gloria las arenas. 

Cerró la noche sobre Egipto 
como cilicio de tinieblas; 
para tu pueblo amanecías 
bajo los techos de las tiendas. 

Eres la Luz, pero en tu rayo 
lanzas el día o la tiniebla: 
ciegas los ojos del soberbio, 
curas al pobre su ceguera. 

Cristo Jesús, tú que trajiste 
fuego a la entraña de la tierra, 
guarda encendida nuestra lámpara 
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.

SALMODIA

Antífona 1

Domingo II de Adviento: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas.

Domingo II después de Navidad: La Virgen concibió por la palabra de Dios, permaneció virgen, dio a luz al Rey de reyes. 

Domingo II de Cuaresma: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos. 

Domingo de Ramos: A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado. 

Domingo VI de Pascua: El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. 

Salmo 118,105-112 
XIV (Nun) 
Himno a la ley divina 

Éste es mi mandamiento: que 
os améis unos a otros (Jn 15,12).

Lámpara es tu palabra para mis pasos, 
luz en mi sendero; 
lo juro y lo cumpliré: 
guardaré tus justos mandamientos; 
¡estoy tan afligido! 

Señor, dame vida según tu promesa. 
Acepta, Señor, los votos que pronuncio, 
enséñame tus mandatos; 
mi vida está siempre en peligro, 
pero no olvido tu voluntad; 
los malvados me tendieron un lazo, 
pero no me desvié de tus decretos. 

Tus preceptos son mi herencia perpetua, 
la alegría de mi corazón; 
inclino mi corazón a cumplir tus leyes, 
siempre y cabalmente. 

Domingo II de Adviento: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. 

Domingo II después de Navidad: La Virgen concibió por la palabra de Dios, permaneció virgen, dio a luz al Rey de reyes.

Domingo II de Cuaresma: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos. 

Domingo de Ramos: A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado. 

Domingo VI de Pascua: El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. 

Antífona 2 

Domingo II de Adviento: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará». Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: Festejad a Jerusalén; el Señor ha derivado hacia ella, como un río, la paz. 

Domingo II de Cuaresma: Su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. 

Domingo de Ramos: El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes. 

Domingo VI de Pascua: El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Salmo 15 
El Señor es el lote de mi heredad 

Dios resucitó a Jesús rompiendo 
las ataduras de la muerte (Hch 2,24).

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; 
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». 
Los dioses y señores de la tierra 
no me satisfacen. 

Multiplican las estatuas 
de dioses extraños; 
no derramaré sus libaciones con mis manos, 
ni tomaré sus nombres en mis labios. 

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; 
mi suerte está en tu mano: 
me ha tocado un lote hermoso, 
me encanta mi heredad. 

Bendeciré al Señor, que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente. 
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. 

Por eso se me alegra el corazón, 
se gozan mis entrañas, 
y mi carne descansa serena. 
Porque no me entregarás a la muerte, 
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. 

Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha. 

Domingo II de Adviento: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará». Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: Festejad a Jerusalén; el Señor ha derivado hacia ella, como un río, la paz. 

Domingo II de Cuaresma: Su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. 
Domingo de Ramos: El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes. 

Domingo VI de Pascua: El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. 

Antífona 3 

Domingo II de Adviento: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 

Domingo II después de Navidad: Nos ha nacido Cristo, Dios de Dios, Luz de Luz, el que era en el principio. 

Domingo II de Cuaresma: Moisés y Elías hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. 

Domingo de Ramos: El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. 

Domingo VI de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya.

Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. 

Cántico
Flp 2,6-11 
Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual 

Cristo, a pesar de su condición divina, 
no hizo alarde de su categoría de Dios; 
al contrario, se despojó de su rango 
y tomó la condición de esclavo, 
pasando por uno de tantos. 

Y así, actuando como un hombre cualquiera, 
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, 
y una muerte de cruz. 

Por eso Dios lo levantó sobre todo 
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; 
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble 
en el cielo, en la tierra, en el abismo, 
y toda lengua proclame: 
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. 

Domingo II de Adviento: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 

Domingo II después de Navidad: Nos ha nacido Cristo, Dios de Dios, Luz de Luz, el que era en el principio. 

Domingo II de Cuaresma: Moisés y Elías hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. 

Domingo de Ramos: El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. 

Domingo VI de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. 

Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

En los tiempos de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, la lectura breve, el responsorio, la antífona para el cántico evangélico, las preces y la oración como en el Propio del tiempo.
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Tiempo Ordinario:

LECTURA BREVE                   Col 1, 2b-6a

Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros.

RESPONSORIO BREVE 
R/. De la salida del sol hasta su ocaso, * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. 
V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al Padre. De la salida. 

La antífona para el cántico evangélico como en el Propio del tiempo. 

PRECES 

Demos gracias al Señor, que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle, diciendo: 

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti. 

Padre lleno de amor, te pedimos por el papa N. y por nuestro obispo N.
— protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia. 

Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo, 
— para que así tengan también parte en su consuelo. 

Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse 
— y haz que encuentren pronto el hogar que desean. 

Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra, 
— para que a nadie falte el pan de cada día. 

(o bien: 
Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país, 
— para que goce siempre de paz y prosperidad.

Ten, Señor, piedad de los difuntos 
— y ábreles la puerta de tu mansión eterna. 

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro.

La oración como en el Propio del tiempo.
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La conclusión de la Hora como en el Ordinario.

Invitatorio

V/. Señor, ábreme los labios.

En los tiempos de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, la antífona para el Invitatorio es la propia de cada tiempo.

Tiempo Ordinario: Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, venid, adorémosle. Aleluya.

El salmo invitatorio.

Laudes

V/. Dios mío, ven en mi auxilio. Gloria al Padre. Como era (Excepto en Cuaresma: Aleluya).

Esta invocación se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.

HIMNO

En Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, se dice el himno que se indica al principio de cada uno de los tiempos.

Tiempo Ordinario:

Somos el pueblo de la Pascua, 
Aleluya es nuestra canción, 
Cristo nos trae la alegría; 
levantemos el corazón.

El Señor ha vencido al mundo, 
muerto en la cruz por nuestro amor, 
resucitado de la muerte 
y de la muerte vencedor. 

Él ha venido a hacernos libres 
con libertad de hijos de Dios, 
él desata nuestras cadenas; 
alegraos en el Señor. 

Sin conocerle muchos siguen 
rutas de desesperación, 
no han escuchado la noticia 
de Jesucristo Redentor. 

Misioneros de la alegría, 
de la esperanza y del amor, 
mensajeros del Evangelio, 
somos testigos del Señor. 

Gloria a Dios Padre, que nos hizo, 
gloria a Dios Hijo Salvador, 
gloria al Espíritu divino: 
tres personas y un solo Dios. Amén.

SALMODIA 

Antífona 1 

Domingo II de Adviento: Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios. Aleluya.

Domingo II después de Navidad: En las tinieblas brilla una luz, porque ha nacido el Salvador de todos los hombres. Aleluya. 

Domingo II de Cuaresma: La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. 

Domingo de Ramos: Una gran multitud de gente, que había ido a la fiesta, aclamaba al Señor: «Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo». 

Domingo VI de Pascua: Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. 

Salmo 117 
Himno de acción de gracias después de la victoria 

Jesús es la piedra que desechasteis 
vosotros, los arquitectos, 
y que se ha convertido en 
piedra angular (Hch 4,11).

Dad gracias al Señor porque es bueno, 
porque es eterna su misericordia. 

Diga la casa de Israel: 
eterna es su misericordia. 

Diga la casa de Aarón: 
eterna es su misericordia. 

Digan los fieles del Señor: 
eterna es su misericordia. 

En el peligro grité al Señor, 
y me escuchó, poniéndome a salvo. 

El Señor está conmigo: no temo; 
¿qué podrá hacerme el hombre? 
El Señor está conmigo y me auxilia, 
veré la derrota de mis adversarios. 

Mejor es refugiarse en el Señor 
que fiarse de los hombres, 
mejor es refugiarse en el Señor 
que fiarse de los jefes.

Todos los pueblos me rodeaban, 
en el nombre del Señor los rechacé; 
me rodeaban cerrando el cerco, 
en el nombre del Señor los rechacé; 
me rodeaban como avispas, 
ardiendo como fuego en las zarzas, 
en el nombre del Señor los rechacé. 

Empujaban y empujaban para derribarme, 
pero el Señor me ayudó; 
el Señor es mi fuerza y mi energía, 
él es mi salvación. 

Escuchad: hay cantos de victoria 
en las tiendas de los justos: 
«La diestra del Señor es poderosa, 
la diestra del Señor es excelsa, 
la diestra del Señor es poderosa». 

No he de morir, viviré 
para contar las hazañas del Señor. 
Me castigó, me castigó el Señor, 
pero no me entregó a la muerte. 

Abridme las puertas del triunfo, 
y entraré para dar gracias al Señor. 

—Ésta es la puerta del Señor: 
los vencedores entrarán por ella. 

—Te doy gracias porque me escuchaste 
y fuiste mi salvación. 

La piedra que desecharon los arquitectos 
es ahora la piedra angular. 
Es el Señor quien lo ha hecho, 
ha sido un milagro patente. 

Éste es el día en que actuó el Señor: 
sea nuestra alegría y nuestro gozo. 
Señor, danos la salvación; 
Señor, danos prosperidad. 

—Bendito el que viene en nombre del Señor, 
os bendecimos desde la casa del Señor; 
el Señor es Dios, él nos ilumina. 

—Ordenad una procesión con ramos 
hasta los ángulos del altar. 

Tú eres mi Dios, te doy gracias; 
Dios mío, yo te ensalzo. 

Dad gracias al Señor porque es bueno, 
porque es eterna su misericordia. 

Domingo II de Adviento: Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios. Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: En las tinieblas brilla una luz, porque ha nacido el Salvador de todos los hombres. Aleluya. 

Domingo II de Cuaresma: La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. 

Domingo de Ramos: Una gran multitud de gente, que había ido a la fiesta, aclamaba al Señor: «Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo». 

Domingo VI de Pascua: Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya. 

Antífona 2 

Domingo II de Adviento: Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le encuentra. Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: Ensalcemos con himnos al Señor, nuestro Dios, Aleluya. 

Domingo II de Cuaresma: Cantemos el himno de los tres jóvenes, que cantaban en el horno bendiciendo al Señor. 

Domingo de Ramos: Con los ángeles y los niños cantemos al triunfador de la muerte: «Hosanna en el cielo». 

Domingo VI de Pascua: Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti, Señor, alabanza por los siglos. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya. 

Cántico: Dn 3,52-57
Que la creación entera alabe al Señor

¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1,25)

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: 
a ti gloria y alabanza por los siglos. 

Bendito tu nombre, santo y glorioso: 
a él gloria y alabanza por los siglos. 

Bendito eres en el templo de tu santa gloria: 
a ti gloria y alabanza por los siglos. 

Bendito eres sobre el trono de tu reino: 
a ti gloria y alabanza por los siglos. 

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines 
sondeas los abismos: 
a ti gloria y alabanza por los siglos. 

Bendito eres en la bóveda del cielo; 
a ti honor y alabanza por los siglos. 

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Domingo II de Adviento: Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le encuentra. Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: Ensalcemos con himnos al Señor, nuestro Dios, Aleluya. 

Domingo II de Cuaresma: Cantemos el himno de los tres jóvenes, que cantaban en el horno bendiciendo al Señor. 

Domingo de Ramos: Con los ángeles y los niños cantemos al triunfador de la muerte: «Hosanna en el cielo». 

Domingo VI de Pascua: Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti, Señor, alabanza por los siglos. Aleluya. 

Tiempo ordinario: Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya. 

Antífona 3 

Domingo II de Adviento: Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. 

Domingo II de Cuaresma: Alabad al Señor en su fuerte firmamento. 

Domingo de Ramos: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto. 

Domingo VI de Pascua: Rendid homenaje a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén. Aleluya!» 

Tiempo ordinario: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya. 

Salmo 150 
Alabad al Señor 

Salmodiad con el espíritu, salmodiad 
con toda vuestra mente, es decir, glorificad 
a Dios con el cuerpo y con el alma. (Hesiquio) 

Alabad al Señor en su templo, 
alabadlo en su fuerte firmamento. 

Alabadlo por sus obras magníficas, 
alabadlo por su inmensa grandeza. 

Alabadlo tocando trompetas, 
alabadlo con arpas y cítaras, 

alabadlo con tambores y danzas, 
alabadlo con trompas y flautas, 

alabadlo con platillos sonoros, 
alabadlo con platillos vibrantes. 

Todo ser que alienta alabe al Señor. 

Domingo II de Adviento: Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya. 

Domingo II después de Navidad: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. 

Domingo II de Cuaresma: Alabad al Señor en su fuerte firmamento. 

Domingo de Ramos: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto. 

Domingo VI de Pascua: Rendid homenaje a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén. Aleluya!» 

Tiempo ordinario: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.

En los tiempos de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, la lectura breve, el responsorio, la antífona para el cántico evangélico, las preces y la oración como en el Propio del tiempo.
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Tiempo Ordinario:

LECTURA BREVE                  Ex 36, 25-27

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. 

RESPONSORIO BREVE 

R/. Te damos gracias, oh Dios, * Invocando tu nombre. Te damos gracias. 
V/. Contando tus maravillas. * Invocando tu nombre. Gloria al Padre. Te damos gracias. 

La antífona para el cántico evangélico como en el Propio del tiempo.

PRECES

Demos gracias a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser "Dios-con-nosotros", y digámosle confiadamente:

Cristo, Rey de la gloria, sé nuestra luz y nuestro gozo.

Señor Jesús, Sol que nace de lo alto y primicia de la resurrección futura,
—haz que, siguiéndote a ti, no vivamos nunca en sombra de muerte, sino que tengamos siempre la luz de la vida.

Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las criaturas están llenas de tus perfecciones,
—para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.

No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
—antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza de bien.

Tú que, al ser bautizado en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
—asístenos durante este día, para que actuemos movidos por este mismo Espíritu de santidad.

Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

La oración como en el Propio del tiempo.
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La conclusión de la Hora como en el Ordinario.

Hora intermedia
Tercia,Sexta, Nona

V/. Dios mío, ven en mi auxilio.

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