Ritual de exequias (extracto) - En las exequias de un párvulo no bautizado

TEXTOS PROPIOS PARA LA CELEBRACIÓN
DE DETERMINADAS EXEQUIAS


EN LAS EXEQUIAS DE UN PÁRVULO NO BAUTIZADO


1. Recibimiento de los padres (familiares) del difunto

El ministro, junto a la puerta de la iglesia, saluda a los familiares del niño difunto con las siguientes palabras u otras parecidas:

Queridos amigos: Habéis venido aquí para pedir que Dios os fortalezca ante el dolor grande que sentís por la pérdida de vuestro pequeño hijo (vuestra pequeña hija) N. Resulta realmente difícil aunar el inicio de una vida que apenas había comenzado con este fin brusco que estamos contemplando. Pero, aunque no comprendamos los caminos de Dios, sabemos que él continúa amándonos; poneos, pues, en sus manos. Que él, el Dios de todo consuelo, os conforte en esta hora difícil; es lo que vuestros amigos van a pedirle en esta celebración.

A continuación, se puede introducir el cadáver en la iglesia, pero no se enciende junto a él el cirio pascual.

Situados los familiares del niño en sus lugares, el ministro saluda a la asamblea, diciendo:

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

Luego se dirige a los fieles reunidos en la iglesia con las siguientes palabras u otras parecidas:

Queridos hermanos: La celebración que hoy nos congrega aquí, junto a unos padres desolados por la muerte de su hijo (hija), nos sume a todos en una angustia casi indecible; por ello, debemos recurrir a la oración. El pequeño (la pequeña) N. no necesita ciertamente de nuestra plegaria, pues esperamos que Dios, en su inmensa misericordia, lo (la) habrá ya acogido en sus brazos, como acogía Jesús a los niños que se acercaban a él. Pero sus padres [y familiares] sí que necesitan de nuestra plegaria. Oremos, pues, por ellos, y pidamos al Señor que él mismo sea su fuerza en esta hora difícil.

2. Misa exequial o liturgia de la Palabra

Terminadas estos ritos iniciales y, si se celebra la misa, omitido el acto penitencial y el Señor, ten piedad, se dice la oración colecta:

Oremos.
RECIBE, Señor, las súplicas de tus fieles,
y concede a quienes están abatidos
por la nostalgia del hijo (de la hija)
que les ha sido arrebatado (arrebatada),
ser confortados con la esperanza de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

     O bien:

Oremos.
OH, Dios, lleno de piedad,
que penetras los corazones y eres su mejor consuelo,
tú conoces la fe de estos padres;
hazles sentir que su hijo (hija), al (a la) que lloran
porque ha dejado esta vida,
está en manos de tu divina misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

La celebración prosigue, como habitualmente, con la liturgia de la Palabra, para la que se usan las lecturas del Leccionario para las exequias de un párvulo no bautizado.

Después de la homilía, se hace la oración universal, con el siguiente formulario u otro parecido:

Elevemos ahora nuestras súplicas al Señor, implorando los bienes de su misericordia y de su bondad.

 Para que el Señor mitigue el dolor de los padres y familiares que lloran la muerte de este niño (esta niña). Roguemos al Señor.

 Para que los ayude, a fin de que sepan hallar en la fe consuelo y esperanza. Roguemos al Señor.

 Para que acreciente la fe de los fieles y libre al mundo de todo mal. Roguemos al Señor.

 Para que avive en todos nosotros la esperanza de la resurrección. Roguemos al Señor.

Si en las exequias se celebra la misa, la oración universal concluye con la siguiente colecta:

OH, Dios, Padre bueno y justo, 
inclinándonos humildemente ante el misterio 
de unos designios que no comprendemos, 
te pedimos que escuches nuestras plegarias, 
ilumines las tinieblas en que nos sume nuestro dolor 
y nos concedas vivir eternamente contigo 
y con el niño (la niña) N. en la felicidad de tu reino. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén.

La misa prosigue como habitualmente, hasta la oración después de la comunión. Dicha esta oración y omitida la bendición y el Podéis ir en paz, se organiza la procesión hacia el cementerio.

Si las exequias se celebran sin misa, la oración universal concluye con la siguiente fórmula:

Terminemos nuestra oración con la plegaria que nos enseñó el mismo Jesucristo, pidiendo que se haga siempre la voluntad del Señor: Padre nuestro.

Terminada la oración de los fieles se hace inmediatamente la procesión al cementerio.

3.- Último adiós al cuerpo del difunto

El que preside, colocado cerca del féretro, se dirige a los fieles con las siguientes palabras u otras parecidas:

Hermanos: Confiados en que este niño (esta niña) está en las manos de Dios, que ama infinitamente todo cuanto él mismo ha creado, en este momento, en que el cuerpo de este pequeño (esta pequeña) va a ser llevado al sepulcro, pidamos a Dios que conceda a sus padres [y familiares] la fortaleza necesaria para sobrellevar cristianamente su dolor.

Todos oran unos momentos en silencio. 

A continuación, omitida la aspersión del cuerpo, se añade la siguiente oración:

TE pedimos, Señor, 
que santa María, Madre de Dios, 
que estuvo al pie de la cruz del Hijo que moría, 
comunique su fe y su fortaleza 
a estos padres que están, como ella, afligidos, 
los socorra y les alcance el premio eterno. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén.

Después, el que preside termina la celebración bendiciendo al pueblo con la bendición habitual:

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

La bendición de Dios todopoderoso, 
Padre, Hijo y Espíritu Santo, 
descienda cobre vosotros.

R/. Amén.


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